viernes, 10 de julio de 2015

"Pitingadas", por Francisco Quirós Pacurro

El pasado lunes y por casualidad, descubrí un nuevo  y entretenido  programa en la primera cadena,  titulado Insuperables. Para aquellos que no lo hayan visto todavía, se trata de personas o grupos que presentan a concurso sus habilidades artísticas, muy diferentes entre sí y dentro de un  amplio abanico del espectáculo.

Unos de los tres miembros del jurado es el cantante Pitingo. Desconozco  la selección que ha llevado a ser miembro de dicho jurado  a este personaje,   para mi gusto ni canta flamenco , ni canta pop ni canta nada de nada, como el perro del hortelano, ni come ni deja comer, imagino que por ejercer como tal cobrará sus buenos euros. Hasta ahí correcto, pero hay una objeción, se trata de una cadena que se subvenciona con dinero público. 


No tengo nada en contra de esa persona, simplemente que para mi opinión (aquí se puede aplicar que la ignorancia es atrevida), como decía a mi entender, no tiene la suficiente cualificación para juzgar a ningún artista o aspirante a ello, para no tener no posee el mínimo conocimiento lingüístico para expresarse como mandan los cánones. Sus comentarios al respecto los denominaría pitingadas.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ya que estoy refiriéndome a un programa televisivo,  es mi deseo opinar sobre las tertulias en las diferentes cadenas, más que a las tertulias a los tertulianos. En  apariencia parece que los intervinientes  tienen una  mínima formación que les faculta para tal menester, ahora bien  son de piñón fijo, todo lo que no sea de su ideología o parecer es malo, además no guardan las composturas, se interrumpen constantemente, vociferan y he detectado en algunos que según la cadena son más o menos moderados en sus opiniones.

Digo yo, no sería deseable que a esas tertulias acudiesen  personas con prestigio, neutrales y con conocimiento de causa, que no estuviesen ligados a ningún periódico , medio de comunicación o formación política. 

De esa forma  los profanos podíamos hacernos una opinión más real y  para nada contaminada. Un ejemplo de actualidad es  Grecia, dependiendo con que televisión conecte la visión  del problema son totalmente opuestas, cualquier parecido entre  cadenas  de la situación que se vive en ese país  es  mera coincidencia.

A todo esto “ojú que caló”

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