jueves, 18 de marzo de 2021

"El ayuno y el hambre", por José Antonio Hernández Guerrero

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El ayuno y el hambre

¿Tiene sentido que, de vez en cuando, ayunemos? Tengamos en cuenta, en primer lugar, que los nutricionistas nos dicen que el ayuno voluntario y controlado nos puede servir para desintoxicar el organismo, para perder peso e, incluso, para mejorar el funcionamiento de la mente y para que, controlando nuestros gustos y nuestros disgustos, evitemos el insomnio. 

Estoy convencido de que el ayuno vivido como experiencia de privación, nos puede ayudar a comprender a los que cerca o lejos de nosotros carecen de los medios necesarios para la subsistencia. Sentir  un poco de hambre, de vez en cuando, nos ayudaría a experimentar la inquietud de quienes carecen de medios para, simplemente, sobrevivir: para comprender el sufrimiento de quienes tienen hambre, para recordar que, en la actualidad esta lacra la sufren 800 millones de personas en todo el mundo, la gran mayoría niños, y para ser conscientes de que esa desigualdad es una amenaza grave porque hipoteca el futuro de naciones y de continentes enteros. El ayuno podría servirnos para que no olvidemos que el hambre mata más que la pandemia, y que la pandemia agravará las condiciones de vida de buena parte del mundo.

En mi opinión, el ayuno carece de su sentido más importante si no está movido y si no tiene como fin estimular la solidaridad con los hambrientos, con los pobres y con los necesitados de nuestro entorno, de nuestra ciudad, de nuestro de nuestro país o del mundo entero. El ayuno podría incluso convertirse en una frívola diversión si no nos estimula para que compartamos nuestros bienes con los que padecen una cruel e injusta hambruna. Ya sabemos que el hambre no es contagiosa, pero no olvidemos que mata, y mata mucho más que la COVID-19, que el sida y que otras enfermedades". 

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1 comentario:

Anónimo dijo...

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No se sabe lo que es el hambre
hasta que no se ha pasado,
por mucho que te lo expliquen,
por mucho que veas u observe
a quien hambre está pasando,
no se puede ni tan siquiera imaginar,
lo que en verdad es pasar hambre
hasta que no la has pasado
y no, por un día ni dos
es, cuando se pasa hambre
por períodos prolongados.
Hay muchas clases de hambres
y hay dos muy parecidas
una es por carencia de alimentos, de pan
y la otra es por falta de justicia,
cuando alguien pasa hambre
y más grave si los que la pasan son muchos
es por falta de justicia,
los hambrientos no pueden
poner a su situación remedio
el remedio ha de venir,
cuando impongamos justicia
y eso es, cosa de todos.
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