jueves, 25 de junio de 2020

El caso del empresario desaparecido y III: Desenlace y un sayo de estameña, por Manuel Mata


DESENLACE Y UN SAYO DE ESTAMEÑA
EL CASO DEL EMPRESARIO DESAPARECIDO  (III y último)

Nunca se descartó la hipótesis de que familiares o allegados de la miss participaran en la desaparición de Aitor Garratemendiaga. No es fácil para unos padres aceptar que su hija, con un futuro prometedor en el mundo de la moda o los programas basura de televisión, se amancebe con un tipo veinte años mayor, mal casado y propenso a los saraos y placeres mundanos.

“Los Mondeños”, como eran conocidos en Almodóvar del Río donde residían, se dedicaban a la venta ambulante por los pueblos de alrededor todos los días de la semana excepto los domingos. Una existencia dura, itinerante y rutinaria de la que vivían honradamente ofreciendo bajo un toldillo bolsos, zapatos y chaquetones de primeras marcas. “No son falsificaciones, señor guardia, son imitaciones”, alegaba el cabeza de familia cuando algún municipal quisquilloso le inquiría sobre el origen de la mercancía.

Sus teléfonos fueron pinchados, sus movimientos vigilados, sus coartadas comprobadas. Nada, limpios como una patena. Más aún, la tristeza y la angustia que reflejaba el rostro de la chica avalaban la teoría de que la cosa no iba por ahí.

Dorotea Fernández andaría por los cuarenta años, tenía un cuerpo escultural trabajado en el  gimnasio de la Comisaría, una barbilla fina y unos pómulos siempre sonrosados. Apenas usaba maquillaje, pelo bermejo y ensortijado que le caía sobre los hombros salvo cuando su estado de excitación le hacía recogerlo, instintivamente, con una pinza de cocodrilo que guardaba en el cajón superior de su mesa de trabajo.

Divorciada de un ginecólogo no tenía hijos ni los echaba de menos, rechazaba cualquier intento de acercamiento amoroso y no admitía bromas o familiaridades del personal a sus órdenes. Licenciada en Derecho y Psicología por la Complutense practicaba yoga y artes marciales, hablaba inglés, alemán e italiano, y en 2016 fue subcampeona de España de tiro con arma corta. Lo que hacía en sus días libres era un misterio para todos.

Perteneció a la UDYCO de Cáceres, a la UIP de Zaragoza, y tras el ascenso a inspectora-jefe se le asignó el mando del Grupo de Desaparecidos en Sevilla donde a nadie extrañaba que aquel viernes, como tantos otros, a las nueve de la noche, aún siguiera en su despacho.

Ring…. Ring……

Pasaron veinte segundos, nadie respondió, y automáticamente la conexión quedó interrumpida. 
No iba a ser obstáculo para una mujer decidida, con sobrada confianza en sí misma y con todo el tiempo del mundo por delante. Esperó unos minutos y volvió a marcar, sabiendo que alguien, en algún momento, levantaría el auricular: 956320000

Ring…. Ring… Ring….

- Monasterio de  La Cartuja, Santa María de la Defensión. Dígame.
- Buenas noches, quería hablar con el novicio Aitor Garratemendiaga, por favor.
- Sí.  Le aviso. ¿De parte de quién?

Dorotea suspiró profundamente mientras una sonrisa aparecía en las comisuras de su boca. A pesar de las mil batallas, seguía sorprendiéndole las renuncias a que el ser humano es capaz cuando busca la armonía espiritual que el triunfo y el dinero no le pueden ofrecer.

11 comentarios:

Pacurro dijo...

Sublime

Anónimo dijo...

He tenido que buscar estameña en el diccionario y lo pongo aqui para los que vengan detras
RAE: Estameña, Tejido basto generalmente de color negro o pardo que se utiliza para hacer capas y especialmente hábitos de monjes.

Anónimo dijo...

Genial Manolo!!! Sigue amenizandonos el tiempo!

Anonimo dijo...

Y¡también la he buscado! 😂😂

Espectacular desenlace. Totalmente inesperado.

Anónimo dijo...

Os digo una idea.
Mata que escriba otro relato de policías que el Buceite haga un concurso para ver quien acierta el final y el premio una cena en La Estación

Anónimo dijo...

La cena la pagas tú 11,04?

Anónimo dijo...

Con esa serie de relatos, Manolo Mata ha dado con una de las claves mas importantes de la historia de la literatura, cual era la de la novela por entregas, tan extendida y popularizada durante todo el siglo XIX y principios del XX a través de las grandes revistas ilustradas de entonces. Infinidad de suculentas anécdotas enriquecen e ilustran esta realidad. Mi enhorabuena por retomar dicha costumbre de dar algo al público, pues rinde un inesperado homenaje a la letra impresa, y mi aplauso también por el tesón del autor en su compromiso de darnos de leer y por su respeto a los principios generales de la narración, sin asomo alguno de querer saltarse una sola norma.
Joaquín Fdez. de Santaella Martín-Artajo

José P. dijo...

Nunca podia yo imaginar que Mata fuera a meter a este hombre en un convento de clausura.

Gonzalo Polo dijo...

🤣🤣🤣 Me encanta cómo nos ha tenido en vilo, señor Mata.

Manuel Mata Pacheco dijo...

Hace ocho años que escribo en Buceite y ya es hora de dar las gracias a los que me leen y manifiestan su parecer sobre los relatos y artículos que publico.
Especialmente en esta serie que por ser mi primera incursión en la literatura de intriga me producía cierta inquietud.
He recibido felicitaciones personalmente, por whatsapp y a través de comentarios en el blog que con tanto acierto dirige Bernardo.
A todos gracias.
En cuanto al "caso del empresario desaparecido" quiero destacar dos comentarios:
- El de Francisco Quirós "Pacurro" (segunda entrega) acertando plenamente en lo fundamental del relato, lo que demuestra que la intuición de todo buen policía le sigue acompañando. Quien tuvo retuvo.
- Y el de mi amigo Joaquín (tercera entrega) toda una lección, en pocas palabras, sobre este estilo literario.
Lo dicho, gracias.
Manuel Mata Pacheco

Anónimo dijo...

Manolo tu no puedes dar las gracias. Nosotros, los lectores, somos los que te tenemos que estar muy agradecidos, nos entretienes, nos culturizas y sobre todo nos entusiasmas con tus cortos relatos.
No lo dejes nunca Mata.