martes, 28 de enero de 2020

Obituario a Isabel Ramos Zarzuela, por Isabel Gil Bruno

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OBITUARIO

En una de tantas cartas que escribí para salvar las distancias, me reí de aquel que inventó el dicho que dice que ''quien tiene un tío en Graná', ni tiene tio ni tiene na'".
Me reí del sinsentido que para mí significa porque estoy segura de que si ese alguien hubiese conocido a nuestra familia, esa frase no existiría. Y estoy aún más segura de que si esa persona hubiera conocido a nuestra estrella, la que brilla ahora más que ninguna otra porque acaba de llegar arriba, lo que hubiera querido dar a conocer, sin necesidad de rimar, es que una vez la humildad, la bondad y la fuerza se hicieron uno y dieron paso a quien yo, con todo el amor del mundo, pude llamar abuela.
Quien la llegó a conocer no podrá negar la verdad que llevan mis palabras, porque fue una mujer fuerte hasta el final, valiente, buena donde las haya, humilde, respetuosa y respetable... Y este es el recuerdo que en mí ha dejado, y en muchas de las personas con las que se cruzó por el camino, el recuerdo de alguien que estuvo siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitase y a tender la mano para ofrecer más de lo que podía dar y aun así lo dio.
Queda en mi el recuerdo de un hogar donde siempre he querido volver y de donde nunca he querido irme; una casa siempre abierta donde nunca ha faltado sitio para uno más; una imagen de una familia inmensa, inmensa porque en cuanto cruzabas el umbral ya pasabas a formar parte de ella, porque así nos lo quiso enseñar y asi lo aprendimos y le doy las gracias por ello, por ese cobijo y esa ternura con la que siempre te recibía sin importar el quién, el cómo o el cuándo. Y todo esto, en mi memoria, suena así: 

- ¿Está Isabel? - iSube!

"Sube", da igual quién fuese porque siempre se le daba paso y si Isabel no estaba no pasaba nada, las puertas estaban abiertas porque así se aprendió y eso es algo admirable, admirable como mujer, como madre, como abuela y como persona. 

Aunque yo no pude estar allí, muy a mí pesar, sé que incontables personas sacaron parte de su tiempo para dar apoyo a mi familia y compartieron el dolor que supone la pérdida de una persona como ella. Así que muchísimas gracias a todos los que pasaron a tender la mano a los míos, a ofrecer un abrazo o unas palabras, a los que se llevaron la mano al corazón cuando lo supieron, a los que pensaron en ella aunque no pudiesen Ir y a los que han dedicado unos minutos a leer estas lineas que ojalá no tuvieran que existir. Gracias. 

Y acabo dejando que la niña que fui escriba, porque lo que más me duele es pensar en esas dolorosas despedidas del final de verano, cuando lloraba desconsolada dos días antes porque no me quería ir, cuando subía triste esas escaleras que me sé de memoria y entraba en la cocina y me decías que no llorase, que pronto volvería a estar allí otra vez y me quedaba con tu abrazo y ese consuelo. Pero ahora tengo miedo porque cuando vuelva tú ya no estarás y yo seguiré necesitando ese abrazo de los reencuentros que más he deseado en mi vida. 

De tu nieta, que siempre te echó de menos y que siempre lo hará.

Isabel Gil Bruno

5 comentarios:

Ana Isabel Gómez dijo...

Precioso homenaje a una gran persona!! Estará orgullosísima de ti, esté donde esté

Anónimo dijo...

❤️

Los Dulces de Bella dijo...

No la conocí. Pero conozco a parte de tu familia y sé que cada una de las palabras que has escrito son ciertas. Mi más sentido pésame desde el corazón.

Anónimo dijo...

Yo la conocía desde pequeña y doy fé de estas frases. GRAN PERSONA DONDE LAS HAYA. D.E.P ISABEL

salvador dijo...

joven,no te conozco a ti,Si a tu padre.Describes a tu abuela como siempre ha sido y sera.Es una maravilla que esta señora tenga nietas como tu y su gran hacer perdure siempre.Estos mellaos son crema.Descanse en paz.Su amigo de siempre SALVADOR.