jueves, 30 de agosto de 2018

"La incultura provoca el miedo, y este nos lleva al odio, al egoísmo y a la xenofobia", por Enrique Alonso

Imagen de El Libertario
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Enrique Alonso es miembro de Podemos Jimena.
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DESPUÉS DE LA II GUERRA MUNDIAL se expandió por los países de Occidente la cultura social mediterránea, la cual engrandecía los valores, en primer lugar, de la familia, así, si alguien de la familia necesitaba ayuda, toda la familia acudía.
No se veían por entonces padres y abuelos solos y abandonados, como los vemos ahora; en segundo lugar, el valor de la amistad, recuerdo que hasta que empezó la década de los 80, si alguien necesitaba ayuda, sus amigos acudían  a ayudarle, como ejemplo: cuando alguien tenía que rellenar los cimientos de la casa, acudíamos todos los amigos en su ayuda, lo cual ahora es impensable; y en tercer lugar, el compañerismo, los trabajadores estábamos sindicalizados en sindicatos de clase y en los años 90 empezaron a proliferar los sindicatos profesionales cuya misión era proteger los intereses de sus profesionales. ¿Qué ocurrió en la década de los 80 para que desapareciera esa cultura de solidaridad de siglos que se hacía en los pueblos del Mediterráneo?

Entre el 79 y el 90, en Inglaterra gobernó Margaret Thatcher que impuso la cultura neoliberal en Europa y Ronal Reagan (81 – 89) hizo lo mismo en EEUU, una  cultura donde se alza el triunfo del “YO” como ser individual a consta de subyugar el “NOSOTROS”. El Neoliberalismo usó como caballo de Troya la globalización económica y laboral y así se expandió por todo el mundo, cayendo en sus redes, incluso países que se hacen llamar comunistas (China) y socialistas ( España con el PSOE). Ahora solo queda esperar que la “Hidra de Lerna” actuara.

La primera premisa del Neoliberalismo es que el Estado se tiene que desentender de la economía y dejar a los ciudadanos a merced de los mecanismos de la oferta y la demanda que regulan el mercado. Esa inseguridad económica nos lleva al miedo, y este nos hace ser egoístas llegando a odiar a todos aquellos que son posibles enemigos dejándonos llevar por nuestras ansias de acaparar y poseer. Y, si además, no son de mi tribu, llegamos a la  xenofobia. Está demostrado que esa política liberal no soluciona las desigualdades sociales, más bien las aumenta. Por otro lado, esa política económica es injusta por su nacimiento, porque los ciudadanos no parten de la misma situación. Los hijos de las familias pudientes son los futuros triunfadores y a los de familias pobres les toca el papel de perdedores.

Si no queremos que la humanidad termine como esas películas de “zombis” donde llegan a devorarse entre ellos, tenemos que recuperar esa cultura mediterránea donde los valores de familia, de amistad..., hacen que la sociedad sea solidaria y justa. ¿Cómo se consigue romper con esta sinrazón egoísta que provoca el Neoliberalismo? Solo hay una solución: “LOS IMPUESTOS”. Por medio de ellos, aquellos que quieran ser Neoliberales que lo sean, pero el Estado tiene que intervenir a través de los impuestos para que “los fuertes, los triunfadores”, que no saben donde gastar ese dinero que les sobra y que cubre en exceso sus necesidades, aporten parte de sus riquezas a los más débiles.Tienen que poner los que más tienen para que los perdedores de las reglas de mercado no pasen necesidades y calamidades.  Cuanto más riqueza material tenemos, más  se multiplica nuestro egoísmo, sobre todo, en España e Italia,  que con millones de emigrantes a sus espaldas, se han olvidado rápido de su historia.Todo esto forma parte de la batalla cultural que debemos llevar a cabo.

PODEMOS ha marcado 60.000 € al año como la cantidad que debe ser destinada a justicia social. Ni que decir tiene que para conseguir esta justicia social, no hace falta que España sea comunista u otras sandeces ideológicas. Quiero poner un par de ejemplos de cómo actúa un neoliberal y de cómo actúa una política solidaria sobre la inmigración.

Los neoliberales ven a los inmigrantes como un problema y los ven con odio y egoísmo. Para ellos, la única solución son los CIE, que llegaron para cambiar la legislación española. Con ellos, es la primera vez que en España se puede privar de libertad a una persona sin haber cometido ningún delito. Los inmigrantes son personas que sufren y es un sufrimiento inútil. Otra opción que barajan es devolverlos a Marruecos, un país sin escrúpulos que  los abandonan en el desierto a su suerte y a una muerte segura.

Con políticas solidarias, los inmigrantes son personas humanas y se les debe de tratar como tales. No son problemas, más bien son soluciones. Me explico: La pirámide social está invertida, cada vez somos más los jubilados en relación con los trabajadores que cotizan para mantener las pensiones. Si los que se dedican al “Top manta” se legalizaran como si fueran un mercadillo más de los que vemos en los pueblos, se conseguiría que desaparecieran las mafias y estos inmigrantes pagarían sus impuestos municipales y de derecho de autor.

Cuántos abuelos vemos solos y abandonados por sus familiares por el lema neoliberal, “si no son rentables, son un estorbo”. Si cogieran a estos inmigrantes y les adjudicaran a cada uno de ellos un abuelo/a que esté abandonado por sus familiares, y les diesen una ayuda económica para que los acompañaran y ayudaran, se conseguiría un doble beneficio. De esta manera cuidaríamos de nuestros ancianos y ellos de sus familias africanas, y así podríamos evitar situaciones tristes como esta: La periodista del telediario de TVE Rosa Correa ha compartido en Twitter la experiencia vivida el pasado martes cuando, sentada en la terraza de un bar, se le acercó un octogenario y le pidió sentarse con ella. Tras las dudas iniciales, la periodista reconoce que observó la mirada del hombre y lo invitó a sentarse junto a ella. "Cuantos mayores solos sin nadie con quien estar un ratito", escribe Correa, quien invita a todos a compartir un poco de su tiempo con los mayores.

Si la derecha entiende que la inmigración es un problema, es el espejo de su fracaso como garantes del bienestar colectivo. El fracaso de las políticas del bienestar no sólo hace que España sea principalmente un país de paso, sino que ha provocado entre 2009 y 2017 que se hayan marchado casi un millón de personas residentes en España, “miles de ellos, han sido nuestros hijos”. El problema migratorio no es la inmigración sino la emigración y está en los Pirineos, desfiladero por donde se van nuestros hijos a los países del norte de Europa, y no, en la Frontera Sur.

Un Gobierno capaz de garantizar la prosperidad y el bienestar de su país jamás tendría miedo de la inmigración, si lo hace es por que su propuesta para garantizar el bien común es débil y se tambalea.

Quiero que mis últimas palabras de este artículo de opinión sean de Hermann Hesse que vienen muy bien para terminarlo:

“Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte".

4 comentarios:

José Cabrera dijo...

El drama de la inmigración ilegal aquí planteada, además de ser una tragedia que deja miles de vidas en las aguas de nuestras costas, lejos de resolverse con muros y concertinas es la diáspora de los pueblos de África en busca de una vida mejor.
Nuestro continente Europeo necesita de estas personas como mano de obra, ya que no hay renovación generacional debido a la baja natalidad. Además nuestros jovenes mejor preparados tienen que abandonar sus lugares de origen por falta de oportunidades en una sociedad, la Española, que ha apostado por ser un monocultivo turístico y que solo admite camareros y jardineros.
Mientras no se apueste por sectores nuevos como la investigación y las renovables, mal futuro tendrán los jóvenes aquí.

Anónimo dijo...

"Necesitamos inmigrantes como mano de obra"; Andalucía 47% de paro en menores de 25 años, hay algo que no estamos haciendo bien, todos queremos un título universitario y eso, a día de hoy, es una fábrica de parados.

Anónimo dijo...

“El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva a Ciudadanos”

Anónimo dijo...

Yo no creo que haga falta nadie de fuera, bastante paro tenemos ya y esa mano de fuera de africa solo interesa a los contratistas que pagan miserias y no ofrecen derechos de ningun tipo y que consiguen con eso? que los salarios sean cada vez mas ridiculos.