martes, 20 de septiembre de 2016

"La cata", por Salvador Delgado Moya

Miraba aquel líquido fijamente…
Después de varios segundos respiró profundamente y se llevó la copa ante las fosas nasales para percibir olores que transmitían designios de la tierra…
Seguidamente alzó la copa, a modo de brindis, para observar con la ayuda de la luz los componentes invisibles camuflados en colores de atardeceres…
Por último, la descendió y logro acercársela a los labios. Tímidamente dio un sorbo que mantuvo en la boca para que el paladar dictaminara las emociones…

.- Al probar este vino, la mente se me perturba de sensaciones percibidas por doquier y sólo puedo decir:
.- “Posee un bouquet afrutado, predominando toques de frutas invernales con escasez de azúcares; la pigmentación adolece de tonos caoba mezclados con el rojo asilvestrado de la campiña; sabores a maderas centenarias  y percibo algún que otro sabor semisalado por la cercanía de las viñas al mar; en boca, la primera impresión atestigua la inmensidad de su nobleza y la de la maceración; tras tragarlo, las endorfinas vuelven locas a las neuronas sensoriales; la fermentación ha sido especialmente rica en tiempo y en reposo; existe un equilibrio preciso y complementado entre cuerpo y sabor, alentando al consumidor a su dependencia; hasta el descorche produce sensaciones prohibitivas ante tan merecida ocasión; a temperatura óptima se distingue con suma claridad la riqueza de la cepa que le dio vida…”
.- “ Yo creo que si todo este tesoro es acompañado con una generosa ración de jamón, podríamos estar hablando, sin ningún tipo de dudas, de un éxtasis, en su mayor esplendor y apogeo…”
.- Compadre!!!  Perdona que te rectifique: estamos de comilona; nos hemos soplado ya seis botellas de vino entre los dos; esta tarde, para ir abriendo boca, nos hemos bebido casi media fábrica de “cruzcampo”; y el vino lo he comprado en el “Lidl” y  creo que sale a dos euros con cincuenta, la botella…
.- Ahh!!!  Pero no es un Reserva de Vega Sicilia?. Perdóname compadre. Creía que estábamos paladeando un gran Ribera del Duero…
.- Si de la Vega, sí que es, pero de Sicilia?, mejor  de Valdepeñas…
.- Pero de todas maneras compadre, llena las copas y vamos a brindar que me has emocionado y estoy a punto de llorar al escuchar tanto sentimiento y pasión…
.- Compadre, cuando tenga otro hijo, lo vio a llamar Baco, en honor al Dios del  vino…
.- Jabugo, también estaría de lujo…
.- Que arte compadre!!! Llena las copas otra vez, que esto hay que celebrarlo!!!.
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Imagen gratuita de pixabay.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo un amigo en…los cielos
o, en un lugar muy parecido,
hace poco que partió,
se fue después de mucho disfrutar
y sobre todo, del vino,
siempre fue un gran bebedor,
aunque gracias a las ayudas
y a su fuerza y su tesón,
años antes de morirse
terminó con el alcohol.
Llegó un día a suplicándome
que convenciera a sus hijos
para hacer una excursión,
de esas que suelen organizarse
para visitar bodegas
y al mismo tiempo vendernos
en verano mantas eléctricas
y heladeras en el invierno.
Y, fuimos a aquella excursión,
yo había prometido a los hijos,
que en las catas ni él ni yo
probaríamos nada de vino
ni nada, que tuviese alcohol
y lo prometido…lo cumplimos.
En las catas yo observaba
que con la copa en la mano
se le caían dos lágrimas
que dentro de la copa caían
y de seguro de que al vino
le daría un sabor salado.
Miraba él sus reflejos
y como buen erudito
enólogo por afición,
trataba de que yo viese
los colores y los tonos
que dejaban en el cristal
después de haberlos removido.
Acto seguido trataba
de introducir aspirado
la nariz para percibir
los muy distintos aromas,
el bouquet, como él decía
que desprendía cada caldo.
Pasada ya varias catas
comprobé con estupor
que a los tintos después de olerlos,
los olía con tanto en entusiasmo
y fuerza de aspiración
que el tinto se volvía blanco
le aspira, hasta el color.
Pasada la tercera bodega
lo vi que estaba como mareado,
lo que se dice borracho
y yo que estuve muy atento
prometo, juro y certifico
y también digo ser cierto,
que nada de vino probó,
que ni se mojó ni los labios
la verdad es que, estaba ebrio.
Aspiraba con tanto ahínco
que la prueba no solo perdía el color,
también la dejaría sin alcohol.
Montados en el autobús
para volver al hotel,
nos paró un control de alcoholemia,
el conductor dio cero, cero
yo, estuve tentado de pedirle
que se lo hicieran a mi amigo Aurelio
por ver qué porcentaje daría,
pero no me atreví,
no fuese a romper el alcoholímetro
ya que de rango se saldría.

EndC. 20.09.16