miércoles, 25 de marzo de 2015

La UE apoya el plan de regeneración de alcornocal propuesto por los ecologistas de Verdemar

Leído en Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
El problema de la seca del alcornocal llega a Bruselas.
La Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea apoya el plan de regeneración de los bosques del Parque Natural Los Alcornocales presentado por Ecologistas en Acción -Ver noticia-.

Además, se aprueba la creación de una línea de subvenciones específicas para la regeneración del monte alcornocal independientemente de otros sistemas forestales más amplios.

Igualmente, la comisión europea apoya la inclusión de un proyecto regional de investigación científica sobre el decaimiento de las quercíneas y la puesta en marcha de un grupo de trabajo internacional para compartir experiencias en la lucha contra la seca del alcornocal en el ámbito mediterráneo dentro del programa ERA-Net.

Este plan se presentó ayer también a la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para solicitar el apoyo estatal.

Los ecologistas indican en su plan que en los últimos 30 años han desaparecido alrededor de tres millones y medio de árboles jóvenes, que debían sustituir a los más viejos y decrépitos que mueren por decenas de miles. La seca es un proceso multifactorial con factores que predisponen, factores detonantes, catalizadores y ejecutores. Así, señalan que cuando se trata de problemas forestales que afectan a millones de individuos, no se puede hablar de tratamientos individuales, sino de medidas que mejoren el estado sanitario del bosque en su conjunto y sea capaz de enfrentar el ataque de plagas, enfermedades, factores climatólogicos o heridas provocadas por aprovechamientos forestales como el descorche.

El Plan señala que los alcornoques están sometidos periódicamente al arranque de su corteza mediante unas labores manuales realizadas con hachas que no son inocuas, aunque se hagan con la mayor corrección. La extracción del corcho, aunque no se considere una actividad cuestionada, sí que reduce considerablemente la vida media de los alcornoques hasta el punto de que si no se produce, un árbol puede vivir en condiciones normales más de 500 años, pero si se le priva del corcho cada nueve años no superará los 150.

Verdemar añade que nada de eso sucedería si existiese una regeneración natural adecuada que permitiese la incorporación de pies de alcornoque jóvenes cada vez que desapareciera un árbol maduro. A falta de que los ciclos naturales cumpliesen ese cometido por si mismos en unos sistemas tan intervenidos, debería haberse practicado una gestión selvícola proactiva para corregir los desequilibrios a través de repoblaciones forestales o por el apoyo de la regeneración, que hubiesen mejorado la descontrolada pirámide poblacional. Sin embargo, la excesiva carga ganadera y, muy especialmente, la superpoblación cinegética (ciervos, gamos o muflones) ha impedido que los nuevos árboles jóvenes puedan crecer lo suficiente como para hacerse adultos, ya que son comidos por los herbívoros cuando apenas levantan unos centímetros del suelo. El Plan propone medidas relativas a los descorches, a la caza y la ganadería, a la gestión de masas forestales y a lucha contra las plagas.

En cuanto a las primeras, se plantean la ampliación del turno de los descorches a 10 u 11 años para prolongar la vida y el vigor vegetativo de los alcornoques, al menos mientras dure la situación de emergencia actual; el retraso en la edad del primer descorche (desbornizamiento); la prohibición del descorche en montes alcornocales con problemas fitosanitarios, haciendo especial ejemplarización con los montes públicos y propios; el mantenimiento al menos de un 2% del arbolado sano sin descorchar para asegurar la producción de semilla local que pueda ser dispersada por la fauna silvestre y favorecer el reclutamiento; y la prohibición de la saca de corcho en años de sequía extrema, entre otros.

En cuanto a las relativas al manejo de la caza y la ganadería, proponen los ecologistas, la drástica disminución de la carga cinegética que debería ser literalmente diezmada mediante descastes permanentes hasta equilibrar las poblaciones con una herbívora sostenible. A aquellas fincas que no colaboren con esas políticas se les prohibirá la caza mayor; la gestión de la caza mayor enfocada hacia la mejora en la calidad de los trofeos. Una vez realizados los tratamientos de choque, conscientes de que la caza no es un método de control poblacional definitivo, se mantendrá en niveles óptimos mediante tratamientos de esterilización no quirúrgica como los empleados con éxito en EEUU o Argentina; la promoción activa mediante ayudas comunitarias a aquellas fincas que se centren en el fomento de las poblaciones de corzo morisco frente a otros herbívoros alóctonos; la eliminación completa de toda la problación de gamos y muflones del parque natural por ser especies foráneas sin ningún interés desde el punto de vista ecológico, agravantes de los problemas de envejecimiento secular de los alconornoques.

En cuanto a las masas forestales, se apunta el establecimiento de cercados de regeneración cuando estos sean la alternativa más viable para la consecución de masas equilibradas futuras. Si estos son subvencionados, el pago de las ayudas a los cercados de regeneración se deberá realizar en función de los resultados reales obtenidos y no a su única instalación, para evitar así picarescas indeseadas y el despilfarro de más dinero público.

También se propone favorecer la mezcla de especies forestales en Los Alcornocales.

Finalmente, advierten los ecologistas que al ser medidas que afectan a montes públicos y privados, a políticas emanadas de varias direcciones generales de la UE, a distintas Consejerías de la Junta de Andalucía, su puesta en marcha requerirá de un enorme esfuerzo de coordinación interadministrativa, máxime cuando su aplicación requerirá al menos de varios decenios.

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