miércoles, 11 de febrero de 2015

"Disiento de Cupido", por Salvador Delgado Moya

La niña estaba en su habitación, como hacía desde un tiempo hasta acá. Con la mirada perdida, obnubilada, triste, y sin control de las lágrimas que se derramaban por su joven rostro.
Cercana a estas fechas, ella mantenía su rutina, hasta que por fin lo vio. Sabía que llegaría. En estas fechas, sabía que se haría presente. Sí señor, el mismísimo Cupido. Figura inigualable en estas fechas, enaltecedor del amor, de la felicidad y de la unión…
.- Perdone señor. ¿Es usted aquel que llaman Cupido?.
.- Si, soy yo. Pero creo que todavía eres muy joven para saber de mí, de mis proezas, de mi cometido.
.-Si, lleva toda la razón, pero permítame que le explique el porqué de mi acercamiento hacia su persona.

Hace ya algún tiempo usted utilizó su arco y dos fechas para unir a dos personas, esas personas coincidieron en el amor, en la complicidad y en la felicidad. Resultado de todo eso, soy yo, esta personita que tiene delante. No quisiera recriminarle nada de lo que hizo en su momento, era su deber y así lo ejecutó.

Pero deseo y quiero compartir unos pequeños matices. Cuando une a dos corazones, ¿lo hace con conciencia?, ¿sigue unos cánones o parámetros?, ¿ sopesa las consecuencias?, ¿evalúa los daños colaterales ?. Yo creo que no. Evidentemente no. Porque esto que usted hace tiene un gran porcentaje de acierto, pero también hace daño, mucho daño.

Cuando clave esa dichosa flecha, asegúrese que esté envenenada de amor, pero por favor, que perdure, que haga mucho daño, que duela, que llegue hasta el alma de las personas, que sea perenne. Porque lo que no concibo es que un día mis padres, esos que en un día tanto se quisieron, te digan: “ Cariño, papá y mamá tienen que separarse”. Eso sí que dolor…

Es un dolor que no comprendes. Ilógico, que te atraviesa las entrañas, que te aparta de la realidad y del mundo que hasta ese día ibas disfrutando. ¿Me merezco yo eso?. ¿Porque no te aseguraste en aquel momento que ese amor que creabas no se diluyera con el tiempo? , ¿todo esto tenía una periodicidad? ¡ No tienes derecho a jugar con los sentimientos de tus victimas!
Sé de buena fuente, que algunas veces utilizas a una tercera persona para que ella sea la culpable de las rupturas.

La luz que un día desprendían se torna en oscuridad, tanto que no ven otra salida que la disolución de la sociedad que tú creaste y que, por lo que veo, no haces nada por remediar. Soy joven, lo sé. Pero también sé, que en muchas ocasiones te odio, por lo que hiciste y no conservaste.

No puedo ni debo generalizar, pero esa inmensa minoría en la que mi incluyo, estamos rotos de dolor porque creemos que el trabajo que empezaste no lo has culminado con unos resultados satisfactorios.
Te pido que cargues otra vez tu arco con fechas envenenadas de amor, ténsalo hasta que te duelan los dedos, tanto o más como me duele a mí al alma, apunta bien, y suéltalo con una trayectoria perfecta para que penetre en lo más profundo de su ser, para que el complemento que me falta para mi felicidad no me sea arrebatada por la desidia, la incomprensión, el desinterés, la indiferencia, la negligencia y el egoísmo.

Te lo pido, te lo suplico, te lo imploro que intercedas ante ellos, porque dicen que mi dolor solo será sanado por el tiempo y la aceptación, pero mi raciocinio mi impide aceptar, mi mente ciega lo evidente y la realidad se torna cruel, amarga y oscura.
--
Imagen de www.taringa.net.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso escrito.

Anónimo dijo...

.
Escrito más que bonito,
yo creo que es perfecto,
impecable y bien medido
pero, le falta el epílogo.,
No digo que reflexión
pero sí, un analítico.
De la imagen que ha insertado
veo a un Cupido abatido
por una flecha entre alas.
Quizás por venganza de la niña,
o que un cazador distraído
al ver que alas tenía,
se echó la ballesta a la cara
y, una flecha lanzó
terminó con Cupido
¿Habrá pagado su culpa?
O bien como el ave Fénix
de las cenizas, a la vida retornó.
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12.04.16
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Antonio. -El niño del Corchado-