Francisco Andrades ha dedicado un poema a su amigo Alfonso Sánchez Machado, con motivo del séptimo aniversario de su fallecimiento el pasado 5 de diciembre -VER aquí-.
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Siete años sin “Machao”
Acaricia el sol el horizonte,
oscuridad en el vergel,
un día como tantos otros,
si alguien no se fuera con él.
oscuridad en el vergel,
un día como tantos otros,
si alguien no se fuera con él.
A conocer un nuevo mundo,
a emprender una eterna vida,
viaja con Dios, amigo,
amén a tu tierra querida.
a emprender una eterna vida,
viaja con Dios, amigo,
amén a tu tierra querida.
La que amabas en el circuito,
exaltado de alegría,
mientras muchos te envidiábamos
por igualar tu simpatía.
exaltado de alegría,
mientras muchos te envidiábamos
por igualar tu simpatía.
La misma que regalabas
sonriente al compañero,
cuando pulía este
de la tarima el tablero.
sonriente al compañero,
cuando pulía este
de la tarima el tablero.
Rozando la travesura
con la inequívoca peripecia,
dejabas correr el tiempo
que tanto el mundo aprecia.
con la inequívoca peripecia,
dejabas correr el tiempo
que tanto el mundo aprecia.
Y ahora relajado,
en ese entorno que eres dueño,
cuando miras hacia abajo
la vida que fue un sueño.
en ese entorno que eres dueño,
cuando miras hacia abajo
la vida que fue un sueño.
Llegó veloz a su fin
como el campeón a la meta,
sudando en las curvas
y apresurándose en la recta.
como el campeón a la meta,
sudando en las curvas
y apresurándose en la recta.
Por ver la bandera a cuadros,
que de un hilillo cuelga,
hilo que a veces se rompe
sin aviso ni dar cuentas.
que de un hilillo cuelga,
hilo que a veces se rompe
sin aviso ni dar cuentas.
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Al campeón, fiel e incondicional amigo.
Francisco Andrades
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