miércoles, 26 de agosto de 2020

"Disparad al pájaro", por Manuel Mata

DISPARAD AL PÁJARO

Cuando pierdes la noción del tiempo, cuando no eres consciente de si ha pasado una hora o tres, cuando no sabes si es martes o jueves, ni recuerdas en qué mes vives, cuando olvidas si es de día o de noche, cuando desconoces qué va a ocurrir en los próximos minutos, entonces, y sólo entonces, descubres la enorme capacidad del ser humano para resistir, para enfrentarse a una situación límite, incomprensible e inesperada.

Y está el miedo, que a veces es lo único que nos mantiene con vida, porque cuando acecha el peligro, el miedo agudiza nuestros sentidos y nos hace afrontar esa sensación de angustia como algo intrínseco al ser humano aceptando su compañía como algo natural. Esa, y no otra, es la forma de vencerlo y recuperar, en lo posible, el autocontrol.

La inquietud, el silencio, y la soledad, hacen que la palabra de Dios nos llegue nítida e inteligible, sin importar el idioma que hablemos. Por eso, en sus rezos, le hacía mil preguntas a ese ser supremo y omnímodo que todo lo puede: “¿Por qué a mí?”, y mil súplicas  “sácame de aquí”, pero, ÉL, andaría ocupado en otros menesteres. O eso parecía.

Y la memoria, que en aquel espacio, lúgubre y mugriento, oscuro y frío, era la única tabla de salvación a la que aferrarse. Sí, la memoria… y las trampas que ésta es capaz de idear distorsionando el pasado en una mezcla de ficción y realidad, de incertidumbre y anhelo. Y recordaba a  su familia, especialmente a sus dos hijos de corta edad, el arroz con bacalao que preparaba su mujer, las partidas de ajedrez con Pedro en las tranquilas noches de guardia, el placer de una ducha con agua caliente, la calidez de unas sábanas limpias, o el cierzo frío y seco de su infancia cuando le acariciaba la cara.

Con el paso del tiempo perdió toda esperanza de salvación, descartó la más remota posibilidad de que su historia tuviese un final feliz; aceptó, sumiso, que la vida se reducía, ya para siempre, a aquel habitáculo de tres por dos metros, a una comida al día que alguien bajaba atada a una cuerda, un camastro con un colchón viejo y destartalado, una bombilla que se encendía a la hora de comer, un cubo de plástico sin asas, y humedad, mucha humedad.

Así pasaron, perdida ya la noción del tiempo, 532 días hasta aquella madrugada del mes de julio en que la tapa metálica del techo chirrió al abrirse, entró una bocanada de aire fresco, la luz de una linterna y la cabeza de un guardia civil: "Señor Ortega, está usted libre".

Nota del autor:

“Disparad al pájaro” era la contraseña que la dirección de ETA tenía previsto para ordenar el asesinato del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, secuestrado el 17 de enero de 1996 y liberado por la Guardia Civil el 1º de julio de 1997.

Aún hoy, es incapaz de dormir sin dejar abierta una rendija de la ventana para que entre la luz.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Mata ha estado alguna vez secuestrado?
Lo cuenta con un realismo que da miedo

Anónimo dijo...

Se lo ha dictado Ortega.

Anónimo dijo...

Los gobiernos del PSOE y PP fueron débiles con los terroristas, alguno con varias muertes a su espalda estaban fuera a los veinte años.
Y ahora paseando por su pueblo.
El unico que los entendió y trató como merecian fue Felipe.

Anónimo dijo...

.

Hay a mi corto entender
muchas clases de secuestros:
El inhumano que lleva a cabo
el criminal terrorismo
o el que se hace para obtener
un rescate, dinero.
Y muy triste también es
el secuestro que lleva a cabo
sobre un hijo, uno de los progenitores,
para fastidiar al otro
cuando se han separado.
Otro es ese que sienten
los secuestrados en un cuerpo,
cuerpo que no sienten suyos
cuerpo que no les pertenece,
cuerpo, con el que no están de acuerdo.
Secuestro también lo es
el que a una cama de por vida
la enfermedad lo ha postrado
y cómo no llamar secuestro
al que a un trabajo está atado
por interminables horas
con salario de miseria
con el que no puede vivir
y pasan hambre los suyos.
Hay muchísimos más secuestros
y todos tienen en común
que siempre, siempre es un inocente
el que algún secuestro sufre.

.

Anónimo dijo...

El de las 2.16 hace un excelente resumen de los diferentes secuestros.
No dice su nombre pero muy buen comentario

Anonimo dijo...

Es increíble cómo logró sobrevivir Ortega Lara y seguir cuerdo...

Anónimo dijo...

Yo no digo ni se me ocurrirá jamás aunque sea de agradecer: "que el de las 2.16 es un buen comentario", porque no lo es salvo en el lugar que ocupa. Dicho comentario ES UN POEMA libre impresionante, profundo, idealista y verdaderamente lleno de contenido social y político, mediante el que queda claro la injusticia inhumana que lleva consigo las distintas modalidades de secuestro, enumerando de forma contundente y sencilla algunos de ellos; con una expresividad poética digna de un proletariado poeta que narra la maldad del hombre, cuyos ideales están por encima de la propia maléfica alma inteligente del ser humano al que cree que pertenece, haciendo sufrir al pueblo, matando o secuestrando a los más débiles, bajo la falsa razón y bandera, del que también está secuestrado por su diabólico cerebro y no se da cuenta. No se da cuenta que él, el secuestrador o asesino, se revuelca en su propia inmundicia de desperdiciado ego demoniaco y dañino.
La vida, la libertad, del ser y de los demás vivientes,junto con el respeto a las almas, ha de ser el signo inequívoco de que algunos muchos desviados solo son asesinos OPRESORES en una errónea sociedad donde eres como el dinero: dueño del poder a costa de lo que sea sea y como sea.
Estupendo, amigo Antonio.

Anónimo dijo...

Mata, tú ya tienes, bastantes y bien merecidos elogios, con los que duermes también, merecidos sueños en tu rica y brillante cama de letras soñadoras de historias populares.

Anónimo dijo...

Lee bien. No digo "que el de las 2.16 es un buen comentario"
Lee bien "el de las 2.16 hace un excelente resumen"

Anónimo dijo...

.
El de las 2:16.

Siento que mi comentario sea
en parte el centro de atención,
lo bueno lo ha escrito el Sr. Mata
y lo mío, no tiene ningún valor,
solo le he dado al teclado
con lo que al leer el artículo
he sentido en mis adentros
donde tengo el corazón.

Antonio.
.

Anónimo dijo...

Lee bien tu segundo apartado, de tu segundo comentario, 1.05:
""""No dice su nombre pero muy buen comentario""""
Por otro lado, tu comentario es bueno, amable, razonable, sencillo y de agradecer, salvo que llamas comentario en el apartado de comentarios, a un buen poema de una buena persona, por ser un poema en el espacio de los comentarios.
Pese a todo, lo dicho al respecto, carece de importancia, pues lo importante es el buen relato de Mata, adornado de una poesía comentarista y con los aguinaldos (cimi siempre) de varios lectores, que a veces, como yo, se repiten en adular, y con razón, al escritor y al poeta; y ahora también a ti o a usted, yendo mis escusas por delante.