domingo, 11 de septiembre de 2016

"Ser lo que se es", por José Antonio Hernández Guerrero

Los hombres y las mujeres inteligentes saben muy bien que uno de los caminos para lograr el equilibrio psicológico, la armonía social y el bienestar familiar es la sencillez, la naturalidad y la autenticidad. ¿Se han fijado ustedes que hasta los más pretenciosos, pedantes y cuentistas admiran y elogian a las personas llanas y menosprecian a los engreídos? En estos momentos me vienen a la memoria las palabras de Lola Borbón referidas a Merceditas, una compañera a la que nunca llegó a entender. Decía que era "más que tontaja, una desgraciá". “Todavía peor que desear lo que no se tiene –afirmaba-, es no aceptar lo que se posee. ¡Qué desgracia más mala es no querer ser lo que se es!” La tonta de Merceditas no se daba cuenta de que disimular es una manera de delatar las carencias más inconfesadas, ni de que, a veces, las negaciones revelan más cosas de las que ocultan.


Y Lola, una y otra vez, me repetía la misma historia de Merceditas: Era, probablemente, la única de sus amigas que había logrado estudiar una carrera. Gracias a las casapuertas y a las escaleras que fregaba su madre, Merceditas se había podido matricular en la Escuela de Comercio. Allí conoció y se hizo amiga de otras niñas que vivían fuera del Barrio de Santa María y cuyas familias disfrutaban de economías más desahogadas. Todo cambió aquel día tan desgraciado en el que, cuando conversaban a la salida de la última clase de la mañana, escucharon una voz...

- ¡Merceditas...! ¿Has acabado ya?
 
Todas se asomaron a la baranda del corredor del tercer piso desde donde vieron a una gruesa matrona, con un moño enhiesto y con un inmenso delantal plegado en diagonal.

   - ¿Quién es esa señora tan gorda?, le preguntó una de las amigas.

Y Mercedita, resuelta, contestó: 

- Es mi criada. 

- ¿Tu criada? ¡So hija de la grandísima! ven p´acá que te voy a decir yo por donde te he parío!.                                                                          

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pacurro, no soy tan aficionado como tu. No me digusta el futbol, pero el regional. Deje de ir a los campos, precisamente por los insultos y las barbaridades, que le dicen a los arbitros y los jueces de linea. Algo habria que hacer. Solo una cosa mas, soy un fiel seguidor tuyo.