jueves, 25 de enero de 2007

El tiempo no borra la casa del peón caminero

Leído en el diario Europasur. Por su interés reproducimos esta noticia.
E. CORREA
En la memoria de muchos campogibraltareños persisten historias que los más jóvenes desconocen. Los vecinos de Jimena no olvidad al peón caminero que vivía en una casa, que aún permanece y muy bien conservada por cierto, en el término municipal de Gaucín. ¿Por qué una casa se llama Peones Camineros? Un jimenato explicó de forma altruista su razón de ser.
"Para la vigilancia y conservación de las carreteras habrá un peón caminero por el número de kilómetros que el Ingeniero Jefe determine", dice un reglamento que data de 1909. El diccionario de la Real Academia Española recoge que se trata de un obrero cuyo trabajo consistía en la conservación y reparación de caminos públicos. De aquellos peones a los que hoy en día trabajan en Conservación de Carreteras hay un trecho, y qué trecho. Cerca de El Corchado hay una casa de peón que conocen muy bien los lugareños. Las obligaciones del caminero, como guarda y encargado de conservar la carretera, iban desde permanecer en su camino todos los días del año, desde que saliera el sol hasta que se pusiera; recorrer todo su trozo para reconocer el estado del camino; prevenir los daños que ocasionaran los transeúntes; ejecutar los trabajos de conservación que sus jefes les ordenaban así como cuidar de la herramientas y prendas de vestuario, procurando su buen uso y mantenimiento.
Los vecinos de San Pablo aseguran que aquel peón que vestía uniforme gris moriría. "La casa deben cuidarlas sus descendientes. El Ministerio se la cedería cuando le nombró peón y luego ha pasado a sus hijos", lucubra este jimenato. La mayoría de las casas de peones están derruidas. En el Campo de Gibraltar aseguran, no queda ninguna. La de la foto puede ser además la única que sigue en pie desde Gaucín hasta Ronda.
La que Había en Tesorillo no subsistió, tal vez porque era una pobre choza. "Esta de Gaucín es una reliquia", contesta. "En una época en la que no había medios de transporte, el Estado nombraba a unos peones que debían vivir a pie de carretera. Le asignaban el cuidado de la vía, desde quitar la maleza hasta multar a alguien por verter algo o por dejar que una vaca pastara en el camino. Hasta ejercían de agentes de la autoridad.
Mucha gente del Campo de Gibraltar nunca se ha cruzado con un peón caminero. Con la intención de que la figura no muera en el olvido, nace esta página, porque la gente y las cosas subsisten y son reales mientras se recuerdan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por desgracia no valoramos los edificios sencillos y aparentemente humilde, que forman parte de nuestra cultura, que se construyeron con un fin ó necesidad y hoy día, por el motivo que sea, ha desaparecido o estan en ruina.
En mi ultima visita a San Pablo, me alegro mucho la rehabilitacion del El Corchado y la Estacion.
¿Que hacemos con la escuela de la Barca Moreno?
un abrazo