sábado, 23 de julio de 2016

"Sanfermines", por Francisco Quirós "Pacurro"

He seguido casi al completo a través de la primera de Televisión Española, las retransmisiones de los encierros de San Fermín del presente año.

Motivo por el cual he decidido redactar el siguiente post.

No hace falta decir que posiblemente sea la fiesta española con más renombre en todo el mundo, si no entre las primeras seguro.

El evento tiene sus orígenes en  la Edad Media. En un principio la festividad de San Fermín se celebraba el 10 de octubre. Hartos del mal tiempo, los navarros en el 1591,  decidieron trasladar esa celebración al 07 de julio, coincidiendo con la feria de ganado.

El hecho causante que esa fiesta tuviese una transcendencia internacional, fue la publicación de la exitosa novela Fiesta, escrita por el afamado  Ernest Hemingway en 1926.  Nobel de Literatura en el 1954.

Hecha esta pequeña introducción. Los sanfermines tienen sus seguidores, muchísimos, de todos los lugares del mundo. Curiosamente, son los australianos uno de los colectivos de extranjeros que más visitantes aportan.

Por supuesto también tienen sus detractores. Quienes piensan que es una fiesta salvaje, donde se torturan animales. Por cierto algunos de esos detractores, se han pasado tres pueblos a la hora de opinar sobre la muerte  del torero Víctor Barrio, cogido mortalmente  en la plaza de toros de Teruel, hace unos días.

Una cosa es defender a los animales, otra desear y  alegrarse de la muerte de un ser humano.
Que es una insensatez, jugase la vida a cambio de nada o casi nada.

Los hay quienes opinan, que la fiesta ha degenerado, ha  perdido  su esencia, masificándose, con demasiados e inexpertos  corredores.  Según esos, todo gira en torno al comercio y negocio.
Que cada vez son menos los navarros de pura cepa que participan en los encierros.

Sea como fuere, no deja de ser un fenómeno mundial, una población de unos ciento noventa mil habitantes, recibe en esas fechas a un millón de forasteros. Las cifras hablan por sí solas.

Al margen de la corrida de la tarde. En el encierro no hay trampa ni cartón. Es la lucha igualitaria entre el hombre y la bestia. Yo corro, para que no me cojas, no hay escudo ni parapeto, solo las piernas y la habilidad de los corredores,  frente al poderío, fuerza y bravura de los toros.

A todo esto, ustedes se preguntaran, que opino al respecto.  Lo resumo en la siguiente frase.

Me hubiese gustado mucho, en mis años mozos haber corrido los encierros. Otra cosa es que hubiese tenido......arrestos para ello.

¡VIVA SAN FERMÍN!  ¡GORA SAN FERMÍN!

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