viernes, 19 de febrero de 2016

"San Hugo en el refectorio (Zurbarán)", por Manuel Mata

No crea, querido lector de “Buceite” que ser criado en convento de frailes es mala elección. Ciertamente soporto misa diaria, maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, víspera y completa; hago recados, sirvo al prior en su celda cuando está enfermo, atiendo la puerta y el corral. Y rezo. O hago como que rezo. A cambio almuerzo y ceno todos los días, duermo cobijado en cama caliente, no sufro azotes de hijodalgo y no soy carne de leva. ¡ Un lujo ¡.

El sr. Mata me ha pedido que les hable de este cuadro, de su autor y de su estilo, supongo que porque estoy en el centro de la escena a modo de personaje principal cuando en realidad no es así.

La primera pregunta que yo me hago: ¿Qué significa la pintura de Zurbarán ? ¿Qué hay detrás de esos frailes dominicos de hábitos blancos, de esas santas? Dicen que fue el pintor de la Contrarreforma a cambio de una buena y periódica remuneración económica por parte de la Santa Madre Iglesia.  Dicen.

 Francisco de Zurbarán era hijo de comerciante de paños y quizás por eso fue un especialista en plasmar telas y vestimentas: los pliegues densos de los hábitos, el hilo grueso de los manteles, los remiendos de las arpilleras de los franciscanos, la seda verde de Santa Apolonia…

Este óleo sobre lienzo de estilo barroco refleja un milagro acontecido a San Bruno fundador de los cartujos y a los seis primeros monjes de la Orden, quienes comían gracias a la generosidad de San Hugo, obispo de Grenoble. 

Zurbarán realiza un muestrario de sus famosos hábitos blancos, color en el cual se dice que llega a manejar hasta 100 tonalidades diferentes. Las verticales de los cuerpos  están cortadas por una mesa en forma de L, cubierta con un mantel que casi llega hasta al suelo y delante de cada cartujo están dispuestos los platos de barro que contienen comida y unos trozos de pan. Dos jarras de loza, un cuenco boca abajo y unos cuchillos abandonados, ayudan a romper una disposición suavizada por el hecho de que los objetos presentan diversas distancias en relación al borde de la mesa. 

Se conserva en el Museo de  Bellas Artes de Sevilla, entrada gratis y abierto todo el año.

En otra ocasión les contaré con detalle el milagro.

Facundo  Brihuega

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este cuadro es el mas bonito que han puesto porque recoge como los frailes comen poco y se pasan el dia rezando por nosotros que estamos en el mundo de fuera y poca gente echan cuenta de eso.
Muy bien explicado pero no tendria que ser el criado el que lo explique si no el señor obispo por respeto a su categoria.
Bueno pero esta bien.
Carmen.

Anónimo dijo...

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Mesa del refectorio del convento
Revestida con mantel como el altar
Servilleta introducida en aro plateado
Jarrillo con agua pura del vecino manantial
O un poco de vino en grandes fiestas
Como Resurrección, El Corpus y Navidad
O en el día en que la comunidad celebra
La fiesta fundados que acaban de santificar
Como plato único, un cuenco que contiene
Sopa caliente de pimiento, tomate y ajos
Con tropezones de pan integral tostado
Carne? No, para ellos siempre es vigilia
No hay bula para los frailes de la orden
Pescado nunca entró en la cocina
Bacalao ni tan siquiera en tiempos de cuaresma
Huevos, leche o requesón, queso
De buena calidad producen en el convento
Pero toda la producción es para venderlos
Ya que esas ventas son, sus únicos ingresos.
Que se dedican para sufragar los gastos
De la comunidad, y del noviciado
Así como los de la ermita que es,
la iglesia de las aldeas del valle
y de centenario convento de ermitaños.
Estos frailes a los que yo muy bien conozco
No tienen servidores ni criados
Y a todo el que a la entrada llega
Y tirando de la cuerda de la campana llama
Si es hora de comer lo invitan
A un cuenco de sopa calentita
Mientras sentado con ellos la degusta
Escuchará en el púlpito del refectorio
La lectura en latín o en griego
Del capítulo del día de algún libro sagrado.
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09.04.16
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Antonio. –El niño del Corchado-