viernes, 20 de enero de 2012

"Aguafiestas", por José Antonio Hernández Guerrero

Plenamente consciente de que corro el riesgo de que los más optimistas me califiquen de aguafiestas -ese personaje amargado, que sufre cuando advierte que los demás disfrutan-, he decidido manifestar mi creciente temor de que los fastos del segundo centenario de la proclamación de la Pepa sólo sean esos globos multicolores que, cuanto más se inflan, más pronto explotan.
Por mucho que nos enorgullezca vivir en la ciudad en la que se redactó aquella “benéfica Constitución” que nunca se llevó a la práctica, este entusiasta recuerdo sólo proporcionará algún beneficio si nos hace mirar al futuro que comienza hoy mismo, y si nos sirve para que, unidos, inventemos las condiciones adecuadas para resolver el problema endémico del desempleo que sigue planteado desde aquellos lejanos tiempos que conmemoramos. Creo que –además o en vez de esos congresos sobre Historia o sobre Derecho y de esas procesiones magnas- se debería aprovechar esta nueva oportunidad y preguntarnos con seriedad qué podríamos hacer para, recuperando el tiempo perdido, crear nuevas oportunidades de crecimiento económico y de bienestar social.
Se me ocurren, sólo a manera de ejemplos, tres temas de debates en los que, ineludiblemente, deberían intervenir los dirigentes políticos de diferentes partidos, los agentes sociales y sindicales, los economistas y los empresarios, y los intelectuales de las diversas disciplinas científicas y humanísticas que se imparten en nuestros centros universitarios. Me refiero a tres cuestiones que, en los ámbitos económicos, culturales y artísticos, gozan actualmente de notable interés: la creatividad, la divulgación y el humor.
Hemos de partir del supuesto de que, para crear un futuro o, simplemente, para afrontar los desafíos de la vida moderna, no valen las soluciones del pasado sino que es necesario diseñar nuevos modelos de instrumentos e interpretar las distintas tendencias en los modos de vivir. Por eso se me ocurre que, por ejemplo, la Diputación Provincial podría organizar unos encuentros de profesionales comprometidos con nuestra tierra para que, en una atmósfera de diálogo y de colaboración, propongan ideas originales de diseño de ese nuevo futuro. Otro asunto actual de debate es la obligación ética que contraen los científicos –los privilegiados de nuestra sociedad- de explicarnos, con claridad y con rigor, las posibles aplicaciones prácticas de sus esfuerzos investigadores. Finalmente, nuestra Ciudad y Provincia podrían constituirse en el centro privilegiado de encuentros periódicos sobre el humor, ese recurso que puede ser empleado como procedimiento artístico, como instrumento didáctico e, incluso, como herramienta terapéutica. Cualquier cosa menos permanecer parados recreándonos en lo importantes que fuimos.
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*** Enviado por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Director del Club de Letras de la Universidad de Cádiz, escritor y articulista

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