miércoles, 12 de junio de 2019

"Inconsciencia heredada", por Luís Alberto Fernández Piña

Campaña de concienciación de la Agrupación Micológica Chantarella.
-
Luís Alberto Fernández Piña ha publicado este relato en la sección de narrativa del núm. 34 de la revista del Club de Letras de la Universidad de Cádiz SPECULUM, que se publica en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y dirige José Antonio Hernández Guerrero.
-
INCONSCIENCIA HEREDADA

—Aquí no hay nada —dijo su padre. Entonces miró hacia los lados, buscando una piedra donde podría sentarse un rato, y caminó hacia una que lo convenció—. Hija, pásame una birra de tu mochila. Y coge otra para ti, porque ya hemos echado el día.

Blanca se acercó a su padre, se descolgó la mochila y le tendió la cerveza. También abrió una para ella para refrescarse la garganta.

—Bueno, por lo menos hemos encontrado algunas —dijo Blanca. Y levantó el canasto para que su padre viera el contenido.

—Eso no es nada —le soltó él, y le dio un trago a la bebida—. Mira, cuando yo tenía tu edad, nos faltaban manos para llevar los canastos llenos de champiñones, boletos, yemas, chantarelas... Incluso había algunos que las metían en sacos, que luego cargaban a sus espaldas hasta los bares. Figúrate tú si han cambiado las cosas desde entonces.

Blanca miró a su alrededor y trató de pensar en un bosque lleno de setas. Sin embargo, después de unos segundos intentándolo, le resultó imposible. Incluso le costaba imaginarse los árboles frondosos, rodeados de plantas verdes y florecidas. No podía hacerlo porque mirara hacia donde mirase lo único que veía eran zarzales que habían sustituido a los matorrales, los esqueletos de los árboles que hacía años habían perdido sus hojas y, sobre todo, bolsas con basura desparramada y botes oxidados por todos lados.

—Vámonos. Esto ya no tiene solución —dijo su padre, que dio un último sorbo a la lata, la aplastó con una mano y la tiró a un zarzal cercano.

Blanca miró la cerveza que sostenía y se encogió de hombros.

—Ya no tiene solución —repitió ella a su vez. Y arrojó la lata al bosque, lo más lejos que pudo de sí misma.

No hay comentarios: