viernes, 2 de septiembre de 2016

"Maestros", por Francisco Quirós "Pacurro"

Dentro de muy pocos días, comenzará un nuevo curso escolar. Motivo por el cual me he decidido a escribir el presente, dedicado  a la figura del  Maestro.

Digo maestro y no profesor, pues es así como los denominábamos en mi tiempo. Además la considero una palabra bella, maestro derivado del latín magister, persona que enseña.


Al buen maestro, se le exige. Que estén dispuestos a ayudar a los alumnos, que sean cercanos, que generen confianza desde el respeto y la generosidad.

Buenos conocimientos. Expliquen de forma comprensible. Transmitan emoción y pasión en la materia que enseñan.

Paciencia, modestia, energía, coherencia, sentido del humor .Puntualidad y que no falten a clases.

No es poco,  me parece razonable, que se les exija todas estas premisas.

Ahora bien, la enseñanza la forma un triangulo equilátero. Me he referido solo a un  lado,  el del maestro, faltan dos, alumno y padres.

El alumno ante todo deber ser, respetuoso, puntual, realizar los trabajos que se le encomiende, educado y mostrar buena disponibilidad.

¿ Y los padres?. Tienen el deber de educar a sus hijos, inculcándole respeto hacia los demás. Ayudar en la media de lo posible a las tareas encomendadas a sus hijos. Alimentarlos y vestirlos correctamente (salvo desgraciadas excepciones, donde les es imposible).

El padre no debe ver en el maestro a un enemigo  de su hijo, tampoco a un amigo. Lo que realmente debe observar a un profesor, que le va a transmitir, conocimientos, valores, que en un futuro le hará mucha falta. Por favor destierren la frase "El profesor tal la tiene tomada con mi hijo".

Tampoco debieran creer, que la misión del maestro es educar. No, el maestro enseña, la educación corre a cargo en el seno de la familia. Por añadir algo, diría que el docente pule la educación recibida, si no hay, difícilmente pueda suministrarla el profesorado.

Dicho esto, volviendo al pasado y les ruego si soy un poco plomo con ello. Les diré que hoy a los maestros, se les llama Pepe, Paco o Toni, antes eran don José, don Francisco o don Antonio.

No crean que el don, era signo de preeminencia, superioridad. Eso simplemente era un signo de respeto. Dicho sea de paso, respeto que para nada nuestros padres cuestionaban.

Por supuesto que en todos los colectivos, existen ovejas negras, el del profesorado no iba a ser menos. Pero sin o con poco margen de error, mi opinión es que la mayoría de nuestros maestros, son grandes profesionales, a los que no tratamos como se merecen.

Con la importancia que tiene su labor, la de formar a futuros adultos, que tomaran el relevo y serán los que gestionen nuestra sociedad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El respeto se gana no se impone

Anónimo dijo...

Primero y, antes de nada:
La Madre
a continuación, cómo no:
El Padre
e inmediatamente después:
El Maestro.
Qué ser, más maravilloso
que bondad y humanidad
hay en todos y cada uno
de los que ejercen, el magisterio.
Yo en mi niñez y juventud
por fortuna tuve varios,
uno de ellos fue en San Pablo,
en la central de El Corchado,
Don Luis Caraballo Ortiz
del que muchos y buenos recuerdos
en mi corazón yo guardo.
Después, tuve otro maestro
llamado, don José Campano
un hombre bueno e inteligente
que a cuarenta adolescentes
paciente y amablemente
se esforzaba, en educarnos.
Siendo yo ya un hombre maduro,
lo vi en un banco sentado
mirando al mar fijamente
quizás a un punto tan lejano
que él, estaba allí, pero no su mente.
Era ya muy viejecito,
pelo blanco y muy arrugado,
yo lo a él lo reconocí
y me senté a su lado,
le estuve observando un rato
y vi como su dulce rostro,
se iba transfigurando
apenas pestañeaba
al horizonte miraba
y en su pensamiento tan absorto
que, no le importaba nada
de lo que acontecía a su lado.
No le quise perturbar
no le dirigí ni una palabra
y cuando me iba a marchar
cogí una de sus manos
que agarraban un bastón
y con respeto la besé,
me miró y sonriendo me dijo:
Hijo, no sé quién eres
pero de lo que si estoy seguro
es, de que tú en tu juventud
fuiste uno de mis alumnos.
Otra vez fijó sus ojos
en el horizonte azul
y volvió a quedar absorto
posiblemente recordando,
su larga vida de maestro.
.
03.09.16
.
Antonio.-El niño del Corchado-

Jose Cabrera dijo...

Importante y necesario articulo sobre el Maestro. Los recuerdos de esos maestros que dejaron huella en nuestra mente y nuestro corazón merecen nuestro sentido homenaje de esas personas que por vocación y humanidad dejaron en nosotros esa huella que da el aprecio, respeto y contagiar la pasión por el saber.
Bonito poema del niño del Corchado que evoca ese aprecio a una profesión difícil, poco valorada y muchas veces criticada injustamente.
Todo mi respeto y aprecio al Maestro.

Anónimo dijo...

Paco: Tú si que eres un maestro y en varias disciplinas. A ver cuándo nos vemos!!

Pacurro dijo...

Cuando quieras amigo