lunes, 6 de abril de 2020

"Se van sin un adiós", por Cristóbal Moreno El Pipeta

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SE VAN SIN UN ADIÓS

Se va la tarde fría, callada y mustia que devora al día y a la gente.


Se va a dormir la vieja tristeza viéndola venir sola y sin familia.

Se va sin saber si volverá a vivir un nuevo día para poder aspirar el aliento del cariño.

Se va si saber si amanecerá en su casa o en el pasillo de cualquier hospital.

Se va la mejor de las generaciones sin saber que fue la mejor de los recuerdos.

Se va la que resurgió de las cenizas de las guerras, del hambre y de la miseria.

Se va la que sin poco o ningún estudio y con mucho sudor educó a sus hijos.

Se va la que con míseras o medianas pensiones mantenía a la familia unida.

Se van solos, sin poder despedirse, y miran a la lejanía que besan, con labios sin tacto.

Se van los de iras y odios apartados para levantar unidos a su país.

Se van ahora y a la fuerza cuando estaban disfrutando de sus hijos y de sus nietos.

Se van queriendo y sin querer, los maestros y sufridores de la vida y esclavos del trabajo.

Se van los que trabajaron como bestias para que sus hijos estudiaran carreras o profesiones.

Se van robados de salud pero no de ilusiones, y les han dejado hasta sin respiradores.

Se van sin poder luchar contra los malditos que han bendecido los demonios de siempre.

Se van rogando y rezando al que nunca les ayudó en sus peticiones cuando eran niños de la guerra.

Se van perdiendo otra vez y resistiendo fuertemente con su naturaleza de hierro.

Se van con honra y otra vez sufriendo las mismas ausencias familiares de su niñez.

Se van con el mazazo de recibida, y heridos en su alma humana, con el sin despedida.

Se van sin molestar y con un Dios que no se merece unos espíritus más benignos que sus santos.

Se van y nosotros inocentes e impotentes contra el virus nos quedamos.

Se van queriendo pese a ver como vamos acabando con lo que nos fueron dejando.

Se van y apuran el último aliento llorando otra vez con el pecho apagado de tanto sufrimiento.

Se van agradeciendo entubados a ángeles de bata y gorro; a gafas, mascarillas y guantes el amor látex que no cesan de darles.

Se están yendo sin respirar y dejan las tornas a los que quedan atrás, para que como ellos, en un nuevo mundo vuelvan a empezar.

Y ahora vienen, ya están aquí, los que nos han venido a salvar, una nueva generación de niños en batalla, contra un enemigo invisible.

Encerrados en sus castillos enfrascados están con ganar la primera, y muchas vidas están salvado ya desde su fortaleza.

La próxima batalla será contra la historia del hombre y sus defectos de efectos nocivos e incontrolados.

Quieren lavar el cielo y la tierra con agua y jabón -su arma más poderosa-, porque la Naturaleza se lo agradecerá.

Ya les ayudarán desde el más allá los héroes que se van, para que ellos no se puedan equivocar.
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Imagen de https://www.huffingtonpost.es/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tremenda realidad la que nos ha tocado vivir, y un futuro incierto con el que tendremos que apechar. Versos de profundidad aplastante y actual, como en Cristóbal es habitual, sentimientos y esperanza para este mundo cambiante, violento de penas que vendrá cambiante, nunca será igual y si lo fuera, ni habríamos aprendido nada de esta macabra experiencia. Cambiará, si, pero siempre para los más débiles de cuerpo, de corazón ♥ y de economía. Y esto nuevamente habrá venido para nada, será un aviso vacío de igualdades en derechos y más si el mal ha sido creado por el mismo hombre, podría, a lo mejor, cambiar, si lo que está ocurriendo es natural:un aviso de la Naturaleza, pero mucho me temo que no sea así.
Muchas gracias Pipeta, por hacernos ver las cosas poeticamente, en estos momentos tan triste como la realidad misma. Espero tus relatos, me sorprende tanto adelanto a lo que de ficción puede convertise en una realidad futura. Son muy amenos y entretenidos. ¿Dejaste ya de escribir investigaciones históricas de tu pueblo?,eran muy interesantes.

Cristóbal Moreno dijo...

Muchas gracias 2.37, me agradan tus palabras, y te respondo a la pregunta: no, no dejaré de escribir de nada ni de investigar sobre ciertos hechos, escribo y guardo, no todo lo publico; mucho y variado hay sin publicar; solo que no paro de escribir y amontonar. Una vez que le doy vida al tema, me surgen otros y me satisface más, me llena más, ir desembarazándome de la continua catarata de ideas que diariamente me surgen que el publicarlas. Cuando saco a la luz alguna de mis ocurrencias es para ir compartiendo algo con mi pueblo o con mis compañeros de Club de Letras, de donde extraigo el calificar a mi propio yo. El escribir también es desahogarme, y me deseo nunca será el de competir con tantos artistas cualificados de la palabra. Por debajo del montón hay otro montón y otro, y ahí me sitúo yo, y sigo aprendiendo de todos y de todo, sin descalificar a nadie. Es muy difícil llegar a primera división, eso es para sufridores estudiosos privilegiados con una mente altamente atlética y ejercitada. Hay cantantes espectaculares que lo traen de nacimiento y jamás se han montado en un "tablao", les encantan los corrillos, las reuniones familiares y de amigos o simplemente oírse ellos, y con eso es con lo que disfrutan, no buscan nada más. Aunque nunca digan "de este agua no beberé", pero lo dejan en segundo plano.
Un relatito corto este para ti, amigo/a. Nuevamente muchas gracias, y paciencia con esta lucha colosal de la tercera y cuarta edad, no bajéis la guardia los demás, gracias por tanta unión, humanidad y conciencia grupal.

Luis Alberto F. Piña dijo...

Muy bueno y emotivo, Cristóbal, como mucho de lo que escribes. Es imposible no emocionarse leyéndolo por los momentos que estamos pasando por esta pandemia, en la que muchos tenemos a familiares afectados luchando, nadando a contracorriente... Por cierto, me uno al anónimo de las 2.37 para animarte a compartir más de esas historias tan instructivas sobre San Pablo y nuestro entorno. De hecho, casualmente hace poco comenté en casa que echaba en falta esos trabajos sobre la historia de nuestro pueblo, como por ejemplo, así a bote pronto, la que dedicaste a la vida tan dura de antes con los "remolacheros", a los que tuvieron que abandonar sus hogares, al teléfono, al ferrocarril (y muchos otros que así de repente no caigo, pero que los lectores pueden consultar en la "biblioteca virtual" de Buceite en la sección de escritos de Cristóbal Moreno). Así que te animo a seguir compartiendo tus trabajos tan dignos de recopilar para leer detalladamente, y te mando muchos ánimos, fuerza y mucha escritura para estos días de reclusión. Un fuerte abrazo.