lunes, 23 de noviembre de 2015

"Cuando esto ocurra", por Salvador Delgado Moya

Cuando impongas el miedo y la desesperación… Te haré frente, luchando por mi vida.

    Cuando la ira se apodere de tu sosiego… Te pediré explicaciones y así deambularás en la incoherencia.

    Cuando el raciocinio se pierda con la insensatez… Te demostraré que mi escudo salvavidas, ese que tanto adoleces, lleva impreso el logotipo de la razón y la verdad.

    Cuando los nervios aglutinen tu soberbia… Te pondré por última vez mi otra mejilla, para que sacies tu opresión.

    Cuando la obcecación derive en lo irreal… Te haré ver cuál es tu mundo, ese que estás derribando a golpes, escudriñando almas.

    Cuando tu garganta vomite a los máximos decibelios… Callaré, cogeré aire, para vociferar mi inocencia, sin esconderme, y que el destino dicte sentencia de tu tortura.

    Cuando alces tu mano llena de odio… Levantaré la mía y provocaré la perpendicularidad de tus caprichos.

    Cuando el resultado de tu impronta sean mis lágrimas… Seguiré llorando y aún con más intensidad, celebrando el devenir de tu ocaso.

    Cuando consigas redimirte de vidas destrozadas… Procuraré retomar, lo que alguien con ausencia de escrúpulos, me quiso arrebatar.

    Cuando tu sometimiento alcance su máximo esplendor… Reiré, porque sé, con toda seguridad, que los fantasmas de tu declive acechan inminentemente.

    Cuando forzosamente cambies la oblicuidad de mi sonrisa… Será el signo inequívoco de la tristeza, derivada como resultado de la lástima que me produces.

    Cuando desprecies la personalidad de tu presa…No me esconderé!  Daré la cara!  Aunque los moratones impidan ver mi belleza exterior. Pero la belleza interior  de una mujer, esa, jamás podrás golpearla y marcarla con tus sucias manos.

    Cuando cabalgues por senderos de ira, maltrato y  miedo… Tendré la certeza que tu camino será corto, sinuoso y tortuoso y que terminará en el abismo de la soledad  y la culpabilidad.

    Cuando la ceguera te impida ver el mal que emanas por doquier… Yo abriré mis ojos, para ver con mayor claridad que mi futuro, mi felicidad y mi vida no es un espejismo.

    Cuando veas derramar lágrimas perdidas entre la desolación, el secretismo y el silencio… Lavaré mi cuerpo del maltrato; me secaré con la solidaridad; me vestiré con abrazos y besos; me perfumaré con aires de esperanza, caminaré firme, decidida y convencida de que la vida puede ser simplemente, maravillosa.

    La vereda de la vida sigue estando ahí, preparada para acometer sus avatares, esperanzadora, vislumbrando serenidad, valía, lucha y sobre todo, respeto.

Toma mi mano, siente mis venas, comprueba como el fluido que recorre mi cuerpo está rebosante de anticuerpos ante el sometimiento, la desidia, la opresión, las lágrimas, la subordinación y la autarquía que impera y profesas hacia tu presa.

    No te permito que sigas bebiendo de mi cóctel de lágrimas, dolor, tortura y tormento.
    Y cuando esto ocurra…
    Cuando ocurra…

    Espero que ya seas un espectro deambulando entre las tinieblas del arrepentimiento, la penitencia y la culpabilidad. A ver si en el infierno encuentras la solución para tu drástico desequilibrio psíquico, físico, mental y moral.

                            Fdo. Salvador Delgado Moya
   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando levantes tu mano
para de nuevo dejarla caer sobre mi piel
y no encentres un trozo que no esté
por golpes anteriores amoratada,
amoratada, sangrante, tumefacta,
y no encuentres ningún trozo limpio
sobre el que descargar tu ira.
Entonces yo de buenas ganas
levantaría la mía, no vacía,
convirtiéndome en fiscal que te acuse,
a la vez que en el juez que te condene
no te concedería la posibilidad
de ser tu abogado defensor una vez más
y bajando la mano como verdugo
cumpliría la sentencia, como no,
acabaría por indeseable con tu vida.
Sería lo justo y en defensa propia,
ningún tribunal, me condenaría.
Pero a pesar de estar más que cansada,
no voy a ejecutarte ya que ni eso mereces.
Espero que sea tu locura
la que te ponga el nudo corredizo al cuello
y ahorcado termines con tu vida.
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29.04.16
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Antonio. – El niño del Corchado-