La historia continúa!
Hoy os presentamos 'ÁFRICA', el segundo tema del disco 'EN EL AZUL' de Tenderete.
Nuestro paisano Plácido Muñoz Fernández creador de Tenderete y profesor de música en Barcelona, nos presenta junto a Alba Bioque la segunda entrega "África" de su especial y novedoso proyecto, un disco-cuento con capítulos-canciones, que nos harán disfrutar de la buena música de un modo diferente.
>>> VER el 1º Capítulo del cuento de Tenderete con el VÍDEO "Quijote del Sur"
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Tenderete, una historia que lleva 10 años en marcha: “Una deuda pendiente, una historia de amor, un sueño cumplido…”
Acompañadnos en este viaje audiovisual que culminará cada tercer viernes del mes con cada una de las canciones de nuestro próximo disco EN EL AZUL. Cada mes, una canción irá desvelando el cuento. Nos podéis seguir por las redes @tendereteflamenco y escucharlo en todas las plataformas digitales.
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Música:
Vídeo:
Capítulo 2
No, Dulcinea, no. Me llamo Alba. A él se le derramaba la alegría por la mirada. Había encontrado a Dulcinea y quería saberlo todo de ella. Le hablaba entrecortado, como el vibrato de una viola en la nota final de una frase. No quería parecer invasivo y sí delicado y respetuoso.
Ella, con una sonrisa que no cabía en la Plaza Mina, le contaba que desde muy pequeña siempre había soñado con cantar y recorrer el mundo con sus canciones. Le hablaba de su aldea y de cómo su familia tuvo que vender siete vacas y un burro para pagar la primera parte de su viaje.
Un viaje nada fácil, susurraba mientras una lágrima marcaba la punta de su zapato rojo. Crucé Mali, el Sáhara, me lo robaron todo en Merzouga. Como estaba sin dinero me abandonaron en la ciudad de Essaouira, donde estuve durmiendo en la calle durante una semana. Hasta que Fátima me encontró.
Fátima, quien me hizo recuperar la fe en el ser humano.
Viví unos meses en su casa y trabajaba en la carnicería de su hermano Alí.
Cuando llegó el momento de continuar el viaje, Fátima me dio un papel con una dirección de Tánger apuntada en una de sus caras.
En la otra cara: “Cuídate de la noche, que tú eres la primera luz del día”. Puso el papel en el bolsillo de la chaqueta que quedaba junto al corazón y salió hacia allí.
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