El pasado 24 de marzo, todos nos quedamos sobrecogidos cuando tuvimos noticias del terrible siniestro aéreo, donde ciento cincuenta personas perdieron la vida.
La noticia ha sido más que difundida, no cabe incidir sobre ella. Valga este terrible suceso, para reflexionar si existe o no el destino, si está escrito de antemano el sino de las personas.
El siniestro tuvo su cara o caras y sus cruces. La cruz, en el grupo de estudiantes alemanes que a punto estuvieron de perder el fatídico vuelo, porque a una de las chicas se le había olvidado la documentación, seguro que alguno de los profesores inclusive sus compañeros le recriminarían el olvido, sin saber que ahí pudo estar salvar sus vidas.