La "marea azul" en una feria de San Pablo de los años noventa. |
Algunos me han dicho “Cristóbal sigue tú, que tienes tiempo, recordando lo que el tiempo se lleva, lo que el tiempo borra, lo que el tiempo envejece y mata; no dejes el recuerdo del tiempo en tres o cuatro generaciones, a veces, muchísimo menos”.
Otros callan, me miran, sin tan siquiera sonreír y callan; a esos les quisiera yo abrir su cráneo como hacen los buenos neurocirujanos, con maestría, profesionalidad y delicadeza, ver los pensamientos en su cerebro y, satisfecho, volver a cerrárselo con una sonrisa malévola por haber descubierto el motivo de su silencio, de su mirada opaca, de su indiferencia o de su superioridad.