El éxito de público y de crítica que, según este mismo periódico, ha alcanzado la parada naval de la Gran Regata 2012, además de evidenciar cómo, cuando un proyecto posee suficientes alicientes para aunar diversas voluntades y, sobre todo, cuando es liderado por quienes son capaces de infundir entusiasmo, Cádiz, también en la situación actual, puede ser un centro de atracción. Como me comentaban ayer algunos de mis amigos venidos desde diferentes ciudades, estos espacios privilegiados “a poca imaginación, entusiasmo y trabajos que se les eche, constituyen unos reclamos capaces de atraer a mucha gente dispuesta a disfrutar y a convivir con nosotros.
Tienen razón -opino- cuando estos amigos, sorprendidos, se preguntan por qué aquí no se organizan más fiestas náuticas. El espectáculo de esos vistosos veleros atracados en los muelles y el panorama del recinto portuario, con el alumbrado extraordinario, con las instalaciones del parque temático, con las tiendas comerciales, con las terrazas de bares, con los conciertos de grupos musicales, con las emisoras de radio y de televisión, y, sobre todo, con esa la afluencia multitudinaria de visitantes “encantados” nos están mostrado las notables posibilidades de nuestra Bahía para la celebración de "regatas", de competiciones deportivo-marinas y de manifestaciones náuticas-festivas.