Estoy convencido de que la sociedad de nuestro Viejo Continente necesita de mayor número de médicos internistas: de intelectuales que, desde una visión humana, sensata e integradora, proporcionen una atención cabal a los delicados problemas de salud que padece nuestra sociedad.
Se precisan especialistas que, dotados de una notable capacidad de adaptación a los vertiginosos cambios de nuestro entorno, se ocupen de prevenir, de diagnosticar, de indicar terapias y de efectuar un seguimiento minucioso de los procesos de las enfermedades contagiosas, de la rehabilitación de órganos atrofiados y la paliación de las plurisintomáticas dolencias de una sociedad que es extremadamentefrágil, añosa y pluripatológica.
Se precisan especialistas que, dotados de una notable capacidad de adaptación a los vertiginosos cambios de nuestro entorno, se ocupen de prevenir, de diagnosticar, de indicar terapias y de efectuar un seguimiento minucioso de los procesos de las enfermedades contagiosas, de la rehabilitación de órganos atrofiados y la paliación de las plurisintomáticas dolencias de una sociedad que es extremadamentefrágil, añosa y pluripatológica.