Por José Antonio Hernández Guerrero.
“Junio” -el sexto mes del año gregoriano y el cuarto de los antiguos romanos- es el final de curso académico, la terminación de la temporada futbolística, la conclusión del año político, la época de la recolección de los frutos agrícolas y el tiempo de la recogida de los resultados escolares. Es el mes las espigas, de los melones, de las sandías, de las calabazas y, también, del agua y del fuego. Recuerden el rito de las hogueras de San Juan -la fiesta de los juanillos- que, tan arraigado en toda la Comunidad Valenciana, se ha extendido por el resto de nuestra geografía española.
El mes de junio comprendía en un principio veintiséis días, a los que Rómulo agregó cuatro; después, Numa quitó uno y, por fin, Julio César le restituyó los treinta que ahora tiene. Del 21 al 22 de este mes entra el sol en el signo Cáncer y empieza el estío para el hemisferio boreal y el invierno para el austral. Junio es el tiempo del “verano” que, propiamente, es el comienzo del estío (vernun en latín significa “primavera”). Recuerden que Cervantes en su Quijote dice: “A la primavera sigue el verano, al verano el estío, al estío el otoño y al otoño el invierno, y al invierno la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua”.
El mes de junio comprendía en un principio veintiséis días, a los que Rómulo agregó cuatro; después, Numa quitó uno y, por fin, Julio César le restituyó los treinta que ahora tiene. Del 21 al 22 de este mes entra el sol en el signo Cáncer y empieza el estío para el hemisferio boreal y el invierno para el austral. Junio es el tiempo del “verano” que, propiamente, es el comienzo del estío (vernun en latín significa “primavera”). Recuerden que Cervantes en su Quijote dice: “A la primavera sigue el verano, al verano el estío, al estío el otoño y al otoño el invierno, y al invierno la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua”.