Leyendo algunos artículos de opinión, me he encontrado con uno que habla de cómo adormecen a la gente los “cuentos de sirena” -leer artículo completo- y como el autor se reconoce lector habitual y muy “culturizado”, me extrañó que acentuara “éste caso” (suerte que no tiene que enseñarlo a sus alumnos), pero más aún lo de “cuentos de sirena”. Será porque yo siempre he leído cantos de sirena, y que éstos atraían a los marinos, no los dormían. Pero en fin, igual eran sirenas de bomberos de las que hablaba o, con toda seguridad, me hace falta leer más comics para “culturizarme” a esos niveles (tiene tela el uso que se le puede dar a “culturizar”…).
Pero dejando esa anécdota a un lado, el fondo del artículo hablaba del derroche en personal que hacen ciertos Ayuntamientos, demasiados en realidad, criticando los salarios de una Entidad Local que yo desde luego no voy a justificar. Todo lo contrario, comparto el fondo de la crítica y creo desmesurado el gasto que se está haciendo cuando lo que necesitan los ciudadanos es una administración austera que entienda la diferencia entre servir al administrado y servirse de ellos.
Aclarado ese punto, lo siguiente que me llama la atención es que no se compare, por simple lógica, con la situación en el Ayuntamiento de Jimena, de la que el autor de esta crítica al derroche es responsable. Insiste en su misiva en que sus datos son contrastables, pero ojo…. eso lo dice el único mentiroso oficial de Jimena y sus alrededores… así que… más vale no fiarse y contrastar por uno mismo.