Jóvenes en los Talleres por la Paz de San Pablo en 2011. |
De la misma manera que, a veces, valoramos más las peanas, las tribunas, los escenarios y los tronos que a los personajes que en ellos se asientan, también es frecuente que respetemos a las personas, más por los cargos que ostentan, que por su condición humana y por su talla moral. Nosotros opinamos que, por el contrario, merece más respeto nuestra común dignidad humana que las distintas funciones que, eventualmente, desempeñemos.