Desde unos días después de las elecciones municipales, en que a través de un comunicado, expresé mi agradecimiento al pueblo de San Pablo por haber continuado dándonos su confianza, no he querido salir públicamente dando mi opinión sobre diversos temas de interés político que se han suscitado, ya que creo, que a todo gobernante es de justicia que se le respete un cierto periodo de tiempo de gestión.
Sin embargo, a raíz de un acertado, a mi juicio, artículo de opinión de Bernardo Medina en su blog, que titulaba: “A nuestro “alcalde” lo elegimos los sampableños, y este legítimo derecho no tiene vuelta atrás” -Ver aquí- desearía expresar mi opinión al respecto porque, entiendo, soy el aludido principal de la controversia y creo que es bueno que mis vecinos conozcan qué es lo que opino.
Del artículo de Bernardo surgen dos cuestiones: por un lado, la legitimidad de mi persona, como candidata a la Presidencia de la Junta Municipal de Distrito, a presidir dicha Institución y, por otro lado, si se debe llamar al cargo “Alcalde” ó “Presidente”.