CARLOS CHERBUY
Ambos forman parte con la Unidad de Respuesta y Emergencia de Cruz Roja y ya han colaborado en otras catástrofes naturales
Miguel Ángel Rebolledo, natural de Jimena, acude a Haití mientras que su hermano espera su relevo
Mi hermano está de voluntario ahora mismo en Haití y nos dice que «todo es un caos»
Ha sido una catástrofe que ha conmocionado a todo el mundo y Cádiz no ha sido menos. Si en la mayoría de ayuntamientos de la provincia ya se están realizando iniciativas de ayuda, hay quien no duda en acudir a Haití para colaborar en todo en lo que esté en su mano. Es el caso de Miguel Ángel Rebolledo, un gaditano de 43 años de edad y natural de Jimena de la Frontera que pertenece a una Unidad de Respuesta y Emergencia de agua y saneamiento de la Cruz Roja. Al igual que su hermano, Andrés Rebolledo (de 46 años), que permanece en la localidad a la espera de la llamada que le indique que le ha tocado el turno de ayudar.
-Andrés Rebolledo en un acto en la Casa Verde de Agaden Jimena-
«Mi hermano nos ha confirmado que allí todo es un caos. De hecho, las comunicaciones son imposibles ya que dependen de las unidades de telecomunicaciones. Llevamos ya tres días sin saber nada de él porque nadie de la familia se puede poner en contacto a menos que él nos llame», afirmaba Andrés. Miguel Ángel partió el pasado jueves 14 de enero, pero hasta que no transcurrieron dos días no pudo entrar -junto a otros-, en Puerto Príncipe. «El equipo ya se encuentra allí y ha puesto en marcha varias conducciones de agua potable. En mi caso estoy a la espera de una llamada, ya que dijeron que se iba a necesitar ayuda durante mucho tiempo y mejor ir haciendo relevos». Está previsto que Miguel Ángel vuelva tras un mes de trabajo y entonces le toque el turno a Andrés.
Amplia experiencia
Tras ocho años trabajando en esta unidad, ambos cuentan con una amplia experiencia en catástrofes naturales. Para Andrés, la actual tragedia supera a otras recientes con creces. Razón por la que se ha producido una oleada de solidaridad. «Hay muchas personas movilizadas para ayudar. Por lo que he podido saber de mi hermano existe una gran desorganización por parte del Gobierno del país y muchos problemas derivados de una mala gestión que ahora se incrementan como es lógico. Me ha comentado que las condiciones de trabajo son muy complicadas pero que hay muchas personas desarrollando tales labores. Por eso, a nivel técnico, era mejor no movilizar a todas las unidades y realizar relevos».
Andrés está impaciente por ir a Haití. Lo lleva en la sangre, al igual que su hermano, y a pesar de no tener noticias durante varios días se muestra muy tranquilo, consciente de la experiencia y los años que llevan acudiendo de catástrofe en catástrofe. Son muchos los recuerdos que guardan en su retina que resurgen, una y otra vez, al ver tal cantidad de personas necesitadas de ayuda. Él prefiere quedarse con la satisfacción de aquellos que agradecen su colaboración ante cualquier caos. «Es indescriptible la satisfacción que uno tiene al ver que has colaborado para mejorar las condiciones de vida de personas que realmente necesitan que le echen una mano».
La historia de Miguel Ángel y de Andrés es tan sólo un ejemplo de los colaboradores gaditanos que han decidido acudir al país para realizar una labor humanitaria en un país que se ha derrumbado por el capricho de la naturaleza.