Por José Antonio Hernández Guerrero
¿Saben ustedes que el origen de la palabra “gazpacho” es “caspa”? La palabra "caspa" significa, para la mayoría de los hablantes de la Lengua Española, unas molestas y desagradables "escamillas" que se desprenden del cuero cabelludo y de otras partes de la piel (herpes, heridas que sanan, piel transpirada). En los ambientes rurales, los campesinos usan este mismo término para designar ese musgo que se cría en la corteza de algunos árboles. Pero esta palabra, tal como dicen Sebastián de Covarrubias y Miguel de Cervantes, encierra un contenido más amplio y más genérico: significa "residuo", "resto" o "sobra".
En realidad, este vocablo -al que se le unió posteriormente el sufijo -acho, de origen mozárabe andaluz- es la raíz de otro término -"gazpacho"- que se repite durante el verano desde tiempos remotos, no sólo en Andalucía, sino también en toda la geografía rural española. Recordemos, por ejemplo, la frase cervantina: "más quiero hartarme de gazpachos -dijo Sancho-, que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente, que me mate de hambre".