En la imagen poniendo flores frescas ante la lápida recordatoria, mi padre Aurelio Collado, hijo de Pascual Collado Jiménez. Si no explicara esta imagen, sería una más a las cotidianas de estos últimos días en todo nuestro país.
Pero sucede que existen familias en Jimena de la Frontera, que durante más de 70 años, no han tenido ni una sencilla lápida donde pudiera aparecer el nombre de su hermano, de su padre o de su abuelo, fusilados por la represión franquista durante la guerra civil y posguerra, y enterrados en fosas comunes; un sencillo lugar donde le pudieran llevar flores, llorar su pérdida, o tan sólo meditar o rezar ante su lápida.
Un gesto que realizaremos con mi padre mientras él tenga fuerzas para subir las mismas cuestas, que un día tuvo que subir su padre sabiendo que iba a ser fusilado,...