En relación a algunos comentarios que hemos conocido sobre el polémico decreto que anuncia el cierre del Cementerio Municipal de Jimena, acordado por la Alcaldía para el próximo 31 de Diciembre, creo conveniente aclarar algunos detalles.
En primer lugar que la decisión para su posible cierre no ha sido tomada por el “Ayuntamiento”, entendido éste como la Corporación Municipal, sino por la Alcaldía y su Junta de Gobierno Local, de modo que los restantes cargos representativos locales, miembros de la Corporación Municipal hemos tenido conocimiento del mismo modo que el resto de vecinos: por los medios de comunicación. Posteriormente, hace unos días, nos llegó también el documento oficial donde se refleja la decisión.
Indico esto porque entiendo que debemos corregir, empezando por los gobernantes municipales, la costumbre de entender el “Ayuntamiento” como “el patio del Alcalde”.
Al margen de esta precisión, no son pocas las llamadas que hemos recibido tras hacerse pública la intención del Alcalde, pidiendo que hagamos lo posible por evitarlo, ya que muchos no están nada de acuerdo con la decisión.
Entiendo que una decisión de este calibre no debe tomarse tan a la ligera como parece entenderlo la Alcaldía, que por su cuenta y riesgo ha dado unas simples explicaciones a tres de sus Concejales y en el momento han decidido, de forma urgente además, decretar una fecha límite para el cese de enterramientos.
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Si bien es cierto que algunos de los motivos expuestos son evidentes, como el incumplimiento de la normativa de accesibilidad, esta norma data del año 1.992, con lo que extraña que se hayan tardado 16 años en darse cuenta. Por otro lado, casi ninguna instalación que se encuentra en zona histórica cumple esta normativa, comenzando por el propio Consistorio, y que yo sepa no se ha decretado de urgencia su clausura.
Otros motivos son la no disponibilidad de nichos y la imposibilidad de mantener tres cementerios, que evidentemente podrían ser muy discutidos.
Por ello creo que existiendo motivos que podrían justificar su cierre pero muchos más que vecinos de este municipio entienden justifican su mantenimiento, como decía al principio no es una decisión para tomar a la ligera, ni mucho menos unilateralmente por la Alcaldía. Mientras muchos pueden ver mejor la accesibilidad y comodidad de las instalaciones del cementerio de San Pablo, otros pueden preferir el de toda la vida. ¿Se ha sopesado la posibilidad de conciliar ambas opciones?, ¿debe primar el criterio de la accesibilidad –que se viene soportando desde hace décadas- en una decisión de tal trascendencia?, ¿si una mayoría prefiere las instalaciones de San Pablo es motivo para clausurar las de Jimena, o por el contrario podría favorecer el que siguiera dando servicio a la minoría que prefiere las antiguas instalaciones?.
Además de ello, dudamos de la legalidad de la decisión de la Alcaldía, que decide el cese de inhumaciones a través de la Junta de Gobierno Local sin pasar por Sesión Plenaria alguna y, sobre todo, sin ninguna autorización por parte de la autoridad competente. Algo que evidentemente pediremos se justifique debidamente en la próxima sesión plenaria.
Sea cual sea la decisión final, en cualquier caso habrá que seguir el procedimiento con las autorizaciones pertinentes, que a fecha de hoy no tenemos constancia siquiera de que se hayan solicitado, y espero que sea una decisión meditada, consensuada, y acorde con el sentir de todo el pueblo de Jimena.