Blas Gil
La aparición de seis toneladas de peces muertos en su cauce ha hecho que salten todas las alarmas y se pidan soluciones
La última mortandad de peces que se ha registrado días atrás en las aguas del río Guadiaro, dentro del término municipal de Cortes de la Frontera y donde se han llegado a retirar hasta seis toneladas de barbos envenenados, ha hecho que salten todas las alarmas en relación a los altos niveles de contaminación que sufre este cauce serrano, que es uno de los más importantes de la provincia de Málaga.
Sin embargo, el problema viene de lejos. Concretamente desde 1985, cuando el entonces alcalde socialista de Ronda, Julián de Zulueta, decidió clausurar la vieja y única depuradora que tenía el municipio, ya que no podía absorber todo el volumen de aguas fecales que le llegaba.
A partir de ese momento las aguas negras convirtieron a este cauce en un `río venenoso´ en el que la muerte de peces y otras especies acuáticas, como ranas, cangrejos o tortugas ha sido la tónica habitual. Además, los vertidos de sustancias tóxicas a las aguas por parte de algunas explotaciones ganaderas e industrias lácteas y cárnicas también han contribuido a esta situación.
De igual modo, también se han perdido los tradicionales baños veraniegos en la Cueva del Gato o la estación de Benaoján y Jimera de Líbar, puesto que ya nadie quiere nadar en las turbias aguas.
Para comprender lo que ha ocurrido en la última década en este río, basta con consultar la hemeroteca de La Opinión de Málaga, donde se pueden extraer algunos datos muy esclarecedores.
El 24 de septiembre de 1999, alcaldes de la cuenca del Guadiaro, ecologistas, asociaciones vecinales y empresarios turísticos dan los primeros pasos para crear una plataforma que defienda el río ante las continuas apariciones de peces muertos y los elevados niveles de contaminación.
Meses más tarde, el 17 de diciembre del mismo año, vecinos de Huertas Nuevas denuncian ante la ya desaparecida Confederación Hidrográfica del Sur (CHS) el vertido de purines al río por parte de una granja de cerdos, que provoca una elevada mortandad de peces.
Pero los problemas se suceden en estas aguas y el 21 de marzo de 2001 nuevamente los alcaldes de la cuenca del Guadiaro (Montejaque, Benaoján, Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera), deciden movilizarse y exigen al Ministerio de Medio Ambiente la construcción de depuradoras en estos pueblos, al considerar que lo que está ocurriendo de forma continuada está perjudicando notablemente al sector turístico de la zona. A día de hoy estas instalaciones aún no se han ejecutado.
Si las cosas no iban bien para este caudaloso río, la situación se complicó aún más con la puesta en funcionamiento del vertedero comarcal de residuos sólidos que instaló la Diputación Provincial de Málaga a escasos metros del cauce.
El 17 de enero de 2001, la Patrulla Verde del Ayuntamiento rondeño denuncia la fuga de lixiviados (sustancias contaminantes que generan los contenedores de basuras) hacia el río. Los ecologistas también toman cartas en el asunto y el 4 de junio de 2003 denuncian ante la Fiscalía del Tribunal de Justicia de Andalucía otra nueva mortandad de peces a la altura de Cortes de la Frontera. En este caso alegan que unas obras para el trasvase Guadiaro-Majaceite ha hecho que baje el volumen de las aguas y que los barbos fallezcan por asfixia.Ya en una época más reciente, el 17 de julio de 2005, el Partido Popular de Ronda culpa a la Junta de ser responsable de los altos niveles de contaminación del Guadiaro, por haber construido un colector por el fondo del Tajo que no funciona.
Toda una cadena de hechos que han convertido a este cauce en un `río venenoso´ aunque parece que esta lamentable situación podría estar tocando a su fin, ya que días atrás el Ministerio de Medio Ambiente y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta pusieron en funcionamiento, 22 años después de ser clausurada la anterior, la nueva estación depuradora rondeña, que tratará el 60 por ciento de las aguas que se están vertiendo al Guadiaro. De igual modo, desde la Junta se anuncia un nuevo plan de saneamiento del Guadiaro, con la construcción de al menos dos nuevas depuradoras en su recorrido.
Quién sabe, igual dentro de poco nos podemos volver a bañar entre los juncos del Guadiaro.