El pasado día 13 de enero, unos cazadores encontraron el cadáver de José Ramos Zambrana al cabo de tres meses de su misteriosa e intrigante desaparicion, el 12 de octubre, cuando salió de paseo por el campo en terreno boscoso cercano a su vivienda, y no pudo ser encontrados pese a las numerosas pesquisas realizadas.
En este periódico, el 5 de octubre de 1997, hace nueve años, publiqué un extenso reportaje sobre la vida y obras del vitalista pintor y excelente persona.Hoy, al final de tres meses de penosa espera y sufrimientos para su familia y amigos, verificado el dramático desenlace, como homenaje póstumo quiero dar a conocer algunas partes, las más destacadas, de aquel amplio reportaje.
Por tratarse de un veterano artista, muy bien valorado dentro y fuera de la comarca, al iniciar aquel reportaje creía que bien poco podría descubrir que no se supiera. de él. Pepe era cordobés de nacimiento y de vocación, porque después de cuarenta años, retornaba a sus raíces en sus cuadros. Atendiendo a su exubrante, culta y vehemente charla me quedó manifiesta su compleja faceta artística y comprendí que no se puede entender su pintura si se desconoce su apasionada alma de poeta. Hondo poeta que pinta cuadros y pinturas que son poemas exultantes de formas y colores, impresionistas con osadías surrealistas que profundiza en el sentir y el corazón de las personas y cosas.
Me confesó que resulta inevitable la influencia de unos pintores sobre otros, porque la pintura no tiene solución de continuidad y hay que mamar la nutriente tradición de experiencias y técnicas precedentes, con los maestros como faros y ejemplos. No hay pintor sin los otros. En sus scuadros resulta evidente la influencia de los grandes pintores modernos: Picasso, Vázquez Díaz, Romero de Torres, Dalí, Gauguin...etc. Pero sus cuadros rebosan una creatividad personal muy acusada, indiscutible, que hace que sean únicos, irrepetibles incluso para el propio autor. A este respecto, Pepe mencionó una cita de André Masson, pintor francés: "Pintar es una apuesta que comienza sobre un lienzo en blanco".
De su raíz pivotante cordobesa le viene el sentir con profundidad el mundo de los toros; con dos hermanos, uno torero (Miguelete) y otro novillero (Antonio), y él mismo, ardientemente deseoso de vestirse de luces en su juventud. De esta pasión, profunda e inextinguible, han surgido numerosos cuadros de toreros. Al inolvidable Pepe Ramos Zambrana le gustaba difinirse con esta frase: "Gasto el mismo orgullo del celtíbero, la creadora altivez de un giego, la intensa fe de un árabe, más la placidez inteligente de los tartesos".
Lo que más le molestaba era que le preguntaran si seguía pintando después de jubilado, porque no concebía su existencia sin pintar a diario. Reconoce que cuandose mete en el mundo mágico de la pintura se aisla del mundo exterior, de lo prosaico y rutinario, aunque sea vital, como comer o descansar.Le domina la acuciante emoción artística y la perfección le acompañan siempre para captarla y expresarla.
Pepe Ramos Zambrana fue un genio que no adquirió más popularidad porque no la buscó y porque tenía algo de ermitaño recluído en su intensa fe artística. Tampoco fue comprendido por mucha gente, los que han destacado por su mérito y creatividad han pasado por lo mismo. Sin embargo, más que desánimo despierta en ellos afán de superación en un dasafío que nace y se desarrolla en ellos mismos. Un inimaginable privilegio que no está al alcance de la mayoría de los mortales.