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Corría el otoño de 1968 en una mañana soleada, unos trabajadores con la ayuda de unos cuantos voluntarios que se encontraban en el lugar, bajo la supervisión del Policía Municipal procedieron a arrancar un símbolo del subdesarrollo y la pobreza, me estoy refiriendo a la fuente pública ubicada en el centro de nuestra plaza. Nadie lamentó su pérdida, ni creo que hubiese penas ni nostalgias porqué con toda probabilidad como así fue desaparecería para siempre, con el tiempo esas sensaciones cambiaron diametralmente....