De la misma manera que los movimientos físicos constituyen imprescindibles estímulos para que los órganos corporales mantengan y acrecienten su lozanía, la vitalidad mental, emocional, familiar y social progresa y se extiende, gracias a las actividades que evitan la parálisis. Como nos dicen los médicos, los órganos se desarrollan mediante unos ejercicios adecuados y correctamente programados y, en ocasiones, la mejor medicina para ayudar a curar las diferentes dolencias corporales son los movimientos. Cuando permanecemos inmóviles, quietos, los músculos se debilitan, pierden masa y flexibilidad, los miembros se anquilosan, el corazón bombea con dificultad y los pulmones se atrofian.
Hemos de tener en cuenta, además, que el cerebro es el órgano que más se activa mediante el ejercicio. Hasta comienzos del siglo XX se creía que nuestros cerebro era estático: que sólo se desarrollaba durante la infancia, y que, a partir de la edad adulta, se iniciaba un progresivo declive.