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Les cuento mis conclusiones, muy personales por supuesto, extraídas de mi etapa de monaguillo, que se extendió desde los seis a los catorce años.
Les cuento mis conclusiones, muy personales por supuesto, extraídas de mi etapa de monaguillo, que se extendió desde los seis a los catorce años.
Ayudé, (ese el termino que empleábamos los acólitos) a bastante celebraciones de enlaces matrimoniales. En la mayoría de las ocasiones, la boda era motivo de alegría. En aquellos años. El padre de la novia respiraba, su niña por fin se unía a un hombre, el cual le facilitaría casa y comida, como era su obligación.