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HIGINIO ARAGONCILLO SEVILLA, EL FARMACÉUTICO DE BREVE ESTANCIA EN JIMENA
Ignacio Trillo
Cuando a principios de este año, el farmacéutico, ya jubilado, y brillante cronista oficial de Jimena de la Frontera, José Regueira Ramos, me propuso, dentro de las XXIV jornadas de historia que se iban a celebrar en el mes de mayo, impartir una conferencia sobre la sanidad local que existió en la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado así como las características en sentido amplio de los facultativos que lo ejercieron, en base al único mérito de haber sido hijo de médico y por tanto haberlo vivido de forma muy intensa en primera persona, coincidente en esa etapa de chiquillo y adolescente donde todo queda tan grabado en el recuerdo, no sabía de la existencia de este farmacéutico que aquí voy a tratar.
Ignacio Trillo
Cuando a principios de este año, el farmacéutico, ya jubilado, y brillante cronista oficial de Jimena de la Frontera, José Regueira Ramos, me propuso, dentro de las XXIV jornadas de historia que se iban a celebrar en el mes de mayo, impartir una conferencia sobre la sanidad local que existió en la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado así como las características en sentido amplio de los facultativos que lo ejercieron, en base al único mérito de haber sido hijo de médico y por tanto haberlo vivido de forma muy intensa en primera persona, coincidente en esa etapa de chiquillo y adolescente donde todo queda tan grabado en el recuerdo, no sabía de la existencia de este farmacéutico que aquí voy a tratar.
Tampoco había oído hablar de él en mi recorrido de vida en Jimena. Lo de no haberlo visto o recordarlo físicamente era normal ya que abandonó el pueblo cuando yo contaba con tan solo dos años. Otra cosa bien distinta es que no hubieran quedado rastros ni huellas recordatorios de su paso por el pueblo en el imaginario colectivo del vecindario.
Fue el propio Regueira, no obstante, en una de esas informales charlas telefónicas previas a las referidas Jornadas, quien me advirtió que, entre los farmacéuticos, Juan Huertas García, y, Antonio Mata Gómez, hubo otro boticario en Jimena, de apellido Aragoncillo, y que tal vez después pudo haberse marchado a Tolox. Con esos frágiles mimbres abordé el desafío.
Quedé sorprendido yo mismo de que no tuviera ni idea de la estancia en Jimena de este boticario. En mi casa tampoco lo había oído comentar, más cuando mi madre se tuvo que hacer cargo de esa farmacia por enfermedad de su hermano el titilar de esa farmacia dos años antes de ese traspaso. Así pues, me puse en la tarea de confirmarlo así cómo de conseguir datos sobre su historia que al principio pensé casi imposibles de lograr.
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https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/14/32536/
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