El pensamiento, esa actividad compleja del cerebro, exclusiva de los seres humanos, es el resultado y el reflejo de las demás actividades y, al mismo tiempo, el origen íntimo, la pauta luminosa y el impulso alentador que hacen posible vivir de una manera más racional, más gratificante y más humana.
El pensamiento refleja, interpreta, valora y comprende la naturaleza íntima y los mensajes que nos lanzan los objetos y los seres que nos rodean, nos hace conscientes de las características propias de nuestra personalidad y de la trayectoria vital que marcan los cambios permanentes e imprescindibles para nuestra supervivencia y para nuestro crecimiento, para nuestra salud y para nuestro bienestar.