Al noveno mes, resucitó. |
No ha sido baladí el clamoroso e incuestionable triunfo alcanzado por Pedro Sánchez en las primarias socialistas. Se ha repetido el mismo fenómeno al que asiste una Europa en crisis y que, por su reiteración, ya no sorprende. En este caso, el resultado de las urnas ha dilapidado las tramas aparatiles y clientelares que parasitan al PSOE.
Esas redes conectadas con los intereses económicos que encabezó la casta de barones y ex presidentes socialistas, cada cual con sus particulares intereses. Asimismo, ese voto ha desafiado a los poderes mediáticos de la demoscopia, de la de la interesada y tendenciosa comunicación, tan imperfecta e implementada por la inflacionaria cohorte de tertulianos e editorialistas a sueldo del Ibex-35, cuando no de la Moncloa.