miércoles, 29 de noviembre de 2023

¿Modifica internet nuestras maneras de pensar y de vivir?, por José Antonio Hernández Guerrero

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¿Modifica el internet nuestras maneras de pensar y de vivir?

Margot Rot
Infoxicación. Identidad, afectos y memoria; o sobre la mutación tecnocultural
Barcelona Paidós, 2023

El título de la obra nos describe y nos explica la gravedad de la patología que, rápida e imparable, puede infestarnos a nosotros y a la sociedad. Si la “intoxicación” es el impacto fisiológico causado por productos tóxicos o venenosos, la “infoxicación” es la enfermedad que, también de manera rápida e imparable, nos puede contagiar a todos y modificar nuestras maneras de sentir, pensar, trabajar y relacionarnos. Esta obra, rigurosa, detallada y clara, a pesar de su profundidad, analiza la influencia del internet en nuestras maneras de vivir los tiempos, los espacios y los episodios, incluso aquellos que se han alejados en el pasado o los que aún no han llegado. Respondiendo a su pregunta inicial ¿Qué sucede hoy? Margot Rot nos explica la formación de una nueva identidad estimulada por su repercusión en el funcionamiento de la razón, de la emoción y de los deseos, y analiza la influencia determinante del uso de las redes informáticas en la configuración de nuestra personalidad.

Me ha llamado especialmente la atención las advertencias de la autora, joven filósofa y escritora especializada en teoría y crítica cultural, sobre los peligros que supone el creciente aumento de la facilidad que internet nos proporciona para expresar sin límites la intimidad y los riesgos que supone para nuestra salud corporal y mental la exposición permanente a su contagio. Un dato importante es, por ejemplo, la nueva manera de relacionarnos y de “integrarnos emocionalmente” en esas tragedias diarias que, por su frecuencia e intensidad, nos impiden desarrollar unas visiones críticas de la realidad. En mi opinión, no es exagerada la advertencia de que este estado de saturación influye incluso en la pérdida de la democracia debido al declive que genera en nuestro interés, atención y deseos de participar.  

Es suficientemente explícita la manera cómo internet, “catalizando” nuestra emotividad, redefine muchas de nuestras distinciones como, por ejemplo, entre lo móvil y lo parado, el afuera y el adentro, lo privado y lo público e, incluso, cómo nos obliga a redefinir el ámbito de nuestra intimidad. Explica cómo, en este espacio virtual experimentamos diferentes formas de estar solos y otras de estar acompañados, cómo se acortan las distancias espaciales y se difuminan los límites temporales entre el presente, el pasado y el futuro. Margot Rot nos muestra cómo, aunque el internet facilita los trabajos, también hace que sean más arriesgados. 

Otra cuestión importante es, a su juicio, el replanteamiento de la noción de identidad, debido a los cambios que dependen de la interpretación de quienes reciben nuestros mensajes, de la anulación de la distinción entre ficción y realidad, y de la construcción de un relato público –una imagen social nueva- de quiénes somos. Efectivamente, como ella afirma, las redes nos proveen de herramientas nuevas para archivar nuestro tiempo propio y para construir el relato público e íntimo de quienes somos porque “las instancias de ese archivo están determinadas por la arquitectura de los espacios que habitamos en la red”. Explica cómo, de la misma manera que no siempre son razonados nuestros afectos, también nuestras ideas están generadas por impulsos afectivos: “las personas y los hechos que nos afectan positiva o negativamente orientan nuestras actitudes y nuestros comportamientos”.

La conclusión de esta obra coincide con el deseo de su autora: “Me gustaría pensar que podemos convivir con las redes de las que disponemos, de esos otros a los que leemos, de los que aprendemos, tras la pantalla de internet”. ¿Cómo? Adquiriendo conciencia de que “hay otras formas de socializar, otras formas de darnos a los demás, de prestar atención, de integrar afectivamente todo aquello que somos susceptibles de experimentar”.  

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