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CONTROL TERRESTRE
Día primero de la invasión
¿Por qué comienzo este diario en este día tan gris?, será que aislado en casa, añoro la libertad perdida. Recuerdos cuando sentía el viento en mi cara en esos días de levante, en lo más al sur de la península, caminando por las calles de mí pueblo.
En realidad todo comenzó cuando la Organización Mundial de la Salud considero el virus COVID-19 como una pandemia. Ahora, en este confinamiento tan prolongado en nuestros hogares, comenzamos a ser conscientes de su origen y de donde provienen las causas de su rápida evolución.
Los diferentes estados tomaron medidas restrictivas de los movimientos de la población, con el propósito de evitar los contagios. De tal forma se fue convirtiendo en una emergencia sanitaria de primer orden. Entre el pánico y la grave preocupación por el colapso de las urgencias de los hospitales, por lo más importante, las vidas de las personas que queremos, por ello, cada vez eran más restringidas las salidas de los hogares.
Hasta que en ese día, cuando el cielo se inundó de fuertes luces extrañas, se oyeron ruidos ensordecedores. Era naves conducidas por seres insólitos, de inverosímiles formas. Dispuestos a iniciar un orden nuevo. Cómo entender que los gobiernos, de forma tan extraña, capitularan de forma inmediata.
Es lo que me lleva a pensar que estaban aquí desde tiempos inmemoriales y que todo estaba organizado en un plan establecido previamente. Ahora todo va encajando, los alienígenas llevaban mucho tiempo entre nosotros y nos superan en conocimientos científicos y en aspectos técnicos. Sin embargo mi alma se revuelve en acto de rebeldía, esencialmente humano.
Estos seres venían del espacio, robando la libertad, aunque cuando los viera de cerca, provocará cierto afecto, más que temor, aunque hubieran tenido que intervenir para preservar la vida de nuestra planeta agotado y de nuestra propia especie, por intereses económicos de unos pocos, porque lo que nos hace esencialmente humano es nuestra libertad para decidir.
Ya comenzamos a organizarnos, ya unos pocos formamos parte de la resistencia y cada vez será mayor el número. Pagarán ellos y pagarán todos los que crean pandemias, pagarán ellos y pagarán esos que viven por los intereses económicos, por las personas que queremos, por todo lo que dejamos atrás.
Lo único que me deja lleno de dudas, que tal vez llegar a nuestra conciencia también esté dentro de su plan establecido de estos seres superiores a nosotros, mientras resuena en mis oídos la melodía de esa canción: “mi madre me dijo que para hacer las cosas, mejor no te metas con el comandante Tom”.
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