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UN DÍA DE VERANO
El motor del vehículo rugió con furia; sin embargo, por primera vez en su vida, al conductor no le importó lo que le sucediese a su coche, pues tenían que huir de allí lo antes posible.
El motor del vehículo rugió con furia; sin embargo, por primera vez en su vida, al conductor no le importó lo que le sucediese a su coche, pues tenían que huir de allí lo antes posible.
—¿Nos está siguiendo? —preguntó su acompañante.
Tras echar un vistazo gracias al espejo retrovisor, Víctor pudo comprobar que por fin aquella bestia había dejado de perseguirlos.
—No lo veo. Supongo que se habrá cansado ya, aunque no podemos confiarnos. Siempre fue bastante listo —comentó mientras aceleraba de nuevo.
Bajo el asfixiante sol de verano, Bobby pensó que lo mejor sería dejar de correr tras ellos. Nunca los alcanzaría. Se habían olvidado de él. Quizás se marcharon justo en el momento en el que se lanzó a por aquella estúpida pelota de colores y, creyendo que estaba acostado en los asientos traseros como siempre, continuaron el viaje sin más. Pero seguro que se darían cuenta de su ausencia y volverían. Seguro. Por eso, regresó al punto exacto del arcén donde habían parado para descansar media hora antes y se sentó a esperarlos noches y días.
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Imagen libre de derechos de https://pixabay.com
4 comentarios:
Bonito Julia.
Espero seguir leyendo cosas tuyas
Bienvenida al club
Buen microrrelato. Gracias.
Buen microrrelato Julia y concienciando a la gente de algo mal hecho!
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