Agosto del 2018. Juan Ignacio Trillo Huertas y Diego Rocha Sánchez. |
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MI CHARLA CON DIEGO ROCHA (1ª PARTE)
Con el propósito de proseguir la reconstrucción de la historia de Jimena y la memoria sobre sus costumbres y vivencias, a finales del pasado mes de agosto me personé en el pueblo en uno de sus tórridos y sofocantes días del estío.
Con el propósito de proseguir la reconstrucción de la historia de Jimena y la memoria sobre sus costumbres y vivencias, a finales del pasado mes de agosto me personé en el pueblo en uno de sus tórridos y sofocantes días del estío.
Como siempre, aproveché el tiempo, con libreta, bolígrafo en mano y oído atento, para entrevistarme con algunos oriundos veteranos de pura cepa, auténticas hemerotecas del pasado, al objeto de seguir descubriendo, de sus biografías y escarbando en ellas, hechos sobresalientes que pudieran ser útiles para continuar sacando a la luz la arqueología del pueblo y la sociología de sus habitantes, en el obstinado empeño que me he propuesto mientras dure de que no se pierdan con sus irremediables marchas.
Entre los que entrevisté en esta estancia figuró el paisano, Diego Rocha Sánchez.
Antes, a mi pregunta a la entrada del pueblo de dónde vivía, me llevó por la cuesta de calle Sevilla en dirección al barrio arriba, aterrizando en la misma acera y dos casas más arriba de donde conservaba en mi mente que vivía el maestro sastre, Miguel Cárdenas Urbano, y también dos casas más abajo del antiguo domicilio de la maestra, doña Julia Pérez-Navarro, donde tenía separado por un tabique el estanco y la confitería. Casi enfrente, haciendo esquina y abriendo la calle Yustos en dirección al Castillo, donde se halló asimismo la barbería de Frasquito Sanchez.
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN EL BLOG DE IGNACIO TRILLO HUERTAS:
https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/11/13/36089/
1 comentario:
Diego Rocha, tiene historias, para escribir un libro por lo menos
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