Andrés Macías en el homenaje a Regueira en las XXV Jornadas de Historia. |
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FINALIZABA la mitad del siglo XX, concretamente noviembre de 1960, cuando en Jimena se produjo una transacción comercial que marcaría el devenir de unos acontecimientos, muy positivos, para el desarrollo y crecimiento de esta sureña población de Andalucía.
FINALIZABA la mitad del siglo XX, concretamente noviembre de 1960, cuando en Jimena se produjo una transacción comercial que marcaría el devenir de unos acontecimientos, muy positivos, para el desarrollo y crecimiento de esta sureña población de Andalucía.
La familia Regueira, procedente de la galaica y lejana A Coruña, introdujo dos esquejes, muy significativos, en nuestro suelo gaditano. Pepe y Ramón, un farmacéutico y un futbolista, de élite, jugador del Dépor, forjado en su cantera, adquirieron la farmacia ubicada en la calle Sevilla, propiedad del añorado Antonio Mata.
Polémico y extrovertido, el titular hasta entonces, Antonio, fue farmacéutico miembro de la familia Mata; saga ubicada en la céntrica y malagueña calle Larios.
Recién llegado de Campillos, donde finalicé el Bachillerato, curso 58-59, inicié estudios libres de Magisterio, en mi pueblo. Y seguidamente entré en contacto con don José, con Ramón y con su encantadora esposa Irene.
El mayor de los Regueira, don José, llegó soltero aunque muy próximo al matrimonio con Kety Mauriz, profesora leonesa de Cacabelos, esposa que ejerció profesorado en nuestra ciudad. Sus hijos Víctor y Héctor, hoy farmacéuticos en Jimena, Jesús y Esther, crecieron bajo el amparo de nuestro remozado Castillo.
Me causó profundo impacto, el dulce y pausado acento gallego que trajeron de su tierra natal; fruto lingüístico de una familia marinera, muy respetada en A Coruña. Su padre el conocido marino Regueira marcaba la estirpe que, luego, se extendería por Andalucía.
La melodía y la pausa de la lengua de Rosalía de Castro, de Valle Inclán, de Castelao, de la Pardo Bazán, y del más próximo y premio nobel Camilo José Cela, me sonó extraña, cautivadora y carente de las estridencias y los gritos que se oían, entonces, en nuestros bares y calles.
Ramón, casi a diario, solía detenerse en la puerta del comercio de mis padres y comentar “Bartolomé, dónde está el niño ‘” La respuesta no se hacía esperar, “arriba, en el “soberao” estudiando”. Y muy inmediato el requerimiento de Ramón, “llámelo, hombre, tanto estudio, tiene que hacer deporte”, su voz profunda defendía sin contemplación alguna toda una vida futbolística, forjada desde la infancia.
Raudo y veloz, descendía hasta la calle Sevilla para montar en el asiento trasero de la Lambretta roja y bajábamos hacia “El Cañaveral” donde entrenaba el C.D. Jimena.
Pepe, su hermano, permanecía en su “rebotica”, inclinándose por la investigación histórica local. Su inquietud, quizás, tuviese influencia en su hija Esther, quien logró la Licenciatura en Sevilla.
Y aparecieron los frutos de la compartida inquietud y formación universitaria. De ahí, creo no equivocarme, surgieron los primeros ensayos de D. José Regueira, alusivos a la situación de Jimena y su término municipal. Conservo alguno de ellos denunciando la crítica situación existente en este pueblo, anclado en el pasado y carente de recursos e iniciativas oficiales y privadas.
La educación tomaba impulso, de los años 60 en adelante. Primeras aulas en la espalda del claustro del convento anexo a La Victoria, aparición del Colegio Libre Adoptado, posterior Centro de Educación Reina de los Ángeles, Aljibe, Institutos Hozgarganta y Al Ándalus fueron, todos ellos, saltos cualitativos y cuantitativos que dieron cobijo a los anhelos educativos de la niñez y la adolescencia locales.
Y paralelamente comenzó la influencia de la farmacia Regueira, apoyando con sus becas tanto al Colegio Libre Adoptado, Bachillerato Elemental, como a la Academia Puchán. Mi profesor y luego compañero. Antonio Puchán, José Romero y Francisco Manzano formaban el triunvirato de educadores de esta academia.
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José Regueira Ramos. |
Así, se pasó de la clandestinidad a la educación reglada hasta el Bachillerato y posterior Magisterio para cuantos no disponíamos de los medios económicos que nos introdujeran en las universidades. Durante esas décadas, la farmacia Regueira, Pepe Regueira, tuvo una participación decisiva en el impulso y sostenimiento de esa labor educativa que, compartiendo trabajo y estudios, se extendió a numerosos jimenatos: Francisco Gutiérrez Ordóñez, Martín Cano, Damián Beffa, Paco y Andrea Barranco, Pepe Quirós, Lorenzo Barranco, Juan José Rebolledo, Bartolomé Mena etc, adscritos a la farmacia, y otros fueron perceptores de las becas “farmacéuticas”, finalizando el Bachillerato y, más tarde, estudios superiores en Cádiz, Málaga, Sevilla y otras ciudades universitarias.
No puedo olvidar la labor social, incalculable, que los hermanos dedicaron a un pueblo que, en aquellas décadas, 60 a los 80, sostenido por profundas raíces agrícola y ganadera, acusaba una pobreza sólo mitigada por los ingresos que provenían de Alemania y Francia, donde emigraron centenares, miles de jimenenses.
Aquí las bases tradicionales, hoy existentes, y sin apenas evolución, o el aporte de Los Alcornocales, suponían el sustento para una sociedad inmovilista, que todavía subyace.
La farmacia Regueira, me consta, sufragó elevados gastos en medicinas a los jimenatos. El Ayuntamiento una institución sin recursos, sin iniciativas, carecía de fondos para abonar los fármacos de la beneficencia que se aplazaban, diríamos sine die, aunque fueran abonados con el transcurrir del tiempo. Las becas sostenidas por los fondos farmacéuticos, contribuyeron al sostenimiento del Colegio Libre Adoptado, dependiente del Mixto 2 de Algeciras, que, además del alumnado local, acogió a otros procedentes de San Pablo, Tesorillo y algunas cortijadas del municipio.
Hoy, Antonio Sanmartín, Francisco Sánchez, Ana María Núñez, Puri Mostazo, Cipriano Meléndez, José María Núñez, Sebastián Jiménez, María Luisa Luque, Mari Ángeles Rondón, y un largo etc., ahora profesores y licenciados en diversas disciplinas, medicina, abogados farmacéuticos, se iniciaron en aquellas aulas habilitadas en el antiguo edificio de la Falange y de la Sección Femenina o en actual sede de Agadén, calle Sevilla.
Breve reseña para destacar la labor de los licenciados D. Alberto Blanco, Ciencias Exactas y D. Eduardo López Mejías, , Geografía e Historia, alma mater este último de Misión Rescate, variado y profundo estudio de veinticinco yacimientos ubicados en Jimena, San Pablo, y Los Alcornocales, texto recuperado que cedí a Tanit.
Alcanzada la democracia, D. José ejerció como Cronista Oficial de la Ciudad. Con anterioridad, recuerdo los concursos de fotografía, otra iniciativa del homenajeado, allá por los años 70, coincidiendo con las fiestas locales en colaboración con el Ayuntamiento.
Jimena y su Castillo fueron objetivo de las cámaras de aficionados comarcales que reflejaron antiguas instantáneas de los rincones, plazas, calles empedradas, cal reluciente, almenas….de una bucólica Jimena. Una de ellas, es base del cartel anunciador de las XXV Jornadas.
Su labor de investigación, siempre alejada de inclinaciones políticas, sembró una semilla que germinó en la juventud y que me afectó profundamente. Estudiantes de Geografía e Historia, iniciados en estos centros, entre ellas su hija Esther, María Ángeles Mena, Pepi Contreras, hoy presidenta de Tanit, siguieron la senda que marcó este investigador incansable.
Creó su propia Editorial, para publicar las investigaciones de Jimena y su Castillo, profundo y pionero estudio del que fueron autores él y Esther Regueira, su hija, y María Ángeles Mena Torres, licenciadas en Geografía e Historia; El Renacer de Algeciras, a través de los viajeros, obra de nuestro paisano y añorado sacerdote Martín Bueno Lozano y apoyó igualmente otros trabajos y publicaciones enfocadas al Castillo de Jimena, participando con su labor investigadora comarcal en varias revistas editadas, como Almoraima, Instituto de Estudios Campogibraltareños y otras promovidas por la Comisión Comarcal de Servicios Técnicos y demás entidades.
Propició que HAMO SASSOON, arquitecto canadiense afincado en Jimena, atraído por nuestro Castillo y sus alrededores, publicara el libreto, bilingüe, OBA JIMENA, ROMAN JIMENA, con análisis de restos del Imperio Romano. En dicha publicación el fallecido SASSON ya indicaba que la riqueza histórica y arquitectónica del Casillo estaba en sus inicios. Luego se produjo parte de su restauración.
Pepe Regueira escribió su libro Túnidos y Tunantes, otro relacionado con la venida y asentamiento de pescadores gallegos, en la zona del Estrecho, después de la Guerra Española…. Sería prolijo enumerar la labor emanada de su pluma. Pregonó nuestras fiestas y el Ayuntamiento democrático – nunca se identificó con la dictadura - le nombró Cronista Oficial y, con el transcurrir de los años, resaltó tan encomiable labor otorgándole el título de Hijo Adoptivo de nuestra ciudad…
Hoy, destaco aquí al cumplirse las Bodas de Plata de las Jornadas, otra iniciativa suya, la continuidad y la ampliación de contenidos que Tanit y otras asociaciones locales están dando a las jornadas, destinadas a la recuperación y difusión de nuestro acervo cultural.
Agradezco a Tanit esta invitación que me permite reflejar realidades y sentimientos como ya hiciera siendo ponente con “Desde la Enseñanza Prohibida hasta la Libre Adoptada pasando por Misión Rescate”, en mayo de 2.014.
Y desde la más profunda estima, Pepe, gracias por tu integración y la de tus hijos. Bendita la conexión entre Galicia y Andalucía que provocó esta simbiosis – investigación y yacimientos – que tanto fruto han dado y darán a nuestro pueblo y al Campo de Gibraltar. Gratitud eterna, D. José.
Andrés Macías. Abril 2018
1 comentario:
Aprovecho esta nueva ocasión para expresar mis profundos sentimientos de respeto, de admiración y de gratitud a un hombre y a una familia que nos han ofrecido y nos siguen ofreciendo valiosos testimonios de bien ser, de bien estar y de bien hacer. Tu generosidad, querido amigo Pepe, tu laboriosidad y, sobre todo, tu lucidez constituyen unos modelos ejemplares y estimulantes para todos nosotros. Gracias a ti, a Kety y a tus hijos. Gracias también a tu hermano.
No me olvido, por supuesto, de las acertadas, justas y ajustadas palabras de Andrés Macías Sánchez. Un abrazo a cada uno de los que considero y siento como amigos
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