martes, 13 de marzo de 2018

"Nada, nada, sigue nadando ...", por Salvador Delgado Moya

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CORRERÁN ríos de tinta con propuestas y mensajes hacia tu persona.
    
Quizás las tormentas ahora se irán calmando y escucharás las gaviotas revolotear sobre aguas frías, debido a la incomprensión.

   
Ya no necesitas el aire para respirar, te lo arrebataron… con una crueldad desmesurada, con un raciocinio desahuciado y acciones cargadas de interrogantes que no se resolverán.
    
¡Que pena! Nuestro pequeño ha aprendido forzosamente a nadar. Te dibujaron aletas y te dejaron en la inmensidad del mar, para que cuando rieras salieran burbujas; para que jugaras con caballitos de mar; para acariciar el fondo marino y te acariciaran corales de resignación.
   
 Quizás cuando miremos al mar y veamos subir la marea, es posible que sean las lágrimas de tus padres y de tanta gente de bien, que te echaran de menos. Quizás me vaya a dormir de noche a aquel faro, y con un poco de suerte, pueda verte engalanándote con la espuma de las olas y observado por la luna.
    
Delfines te cortejan, saltando de alegría por estar entre ellos. Anémonas de colores bailan al son de tu danza, esa danza libre, limpia, pura, cristalina, tal y como tú eres. Y quiero hablar en presente, porque Gabriel no se ha ido, siempre estará en esos corazones que laten por la vida, por el respeto, con la conciencia, bombeando optimismo, risas y amor.
    
Fuiste una víctima y tu única culpa fue ser simplemente un ser extraordinario, lanzando dardos de felicidad, con la inocencia por bandera. Siempre serás un sistema de ebullición constante, indestructible  de amor.
    
¡No te canses nunca, pescaito!  Nada, nada, sigue nadando, hasta que tu cuerpo se llene de escamas y reflejen todo el amor que te llevaste y no pudiste dar. Rodéate de amigos que te hagan feliz, muy feliz, nada hasta el fondo del mar y cuando estés abajo, sube muy, muy rápido, salta por encima del agua y llévate un poco de aire, ese que te hizo falta y no te dieron…
   
 Que las caracolas sean las mensajeras de tus deseos y sobre todo, ¡no llores!, ya  nosotros lo haremos por ti…
    
Los peces del mar están hoy de fiesta, porque un ser especial está con ellos, iluminado esos fondos marinos carentes de luz, acercándose a  la luna cada noche para susurrarle al oído que está pletórico,  pero que echas de menos a mamá y a papá…
   
 Debemos tener en cuenta que el mar no posee belleza propia, la inconmensurable belleza del mar es aportada por pececitos… pececitos como Gabriel, Marta del Castillo, Ruth, José, Diana Quer, Mari Luz Cortés, y tantos otros y otras que estáis llenando nuestros mares de resignación, dolor,  ausencia y vaciando nuestras almas y nuestras vidas.      
    
Sin consuelo, sin respuestas, sin apelativos, sin perdón… simbólicamente lanzo una flor al mar, para que la fragancia sea nuestro nexo hasta al final de nuestros días.
    
Allí donde estés, te suplico que seas feliz, inmensamente feliz, para demostrar que nadie puede cortar la inocencia, guillotinar la sensatez, ahorcar los deseos, lapidar el futuro y asfixiar la vida de Gabriel y la de cada uno de nosotros. 
    
Gabriel, nada, nada, sigue nadando…

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