lunes, 27 de febrero de 2017

"Cuatro generaciones de pescaderos", por Francisco Quiros "Pacurro"

A los que aún no la conocen, les recomiendo  visitar una pescadería sita en calle Túnel, muy cerca de Plaza de la Constitución. Aparte del buen género, pescado fresco, serán atendidos por un simpático y dicharachero David y por su encantadora esposa Dori Trujillo.

A David Arrabal Lara, lo de ser pescadero le viene en los genes. Él encarna la cuarta generación de “pescaeros”.


Su profesión le viene por su apellido materno. El apellido Lara llevan cerca de ochenta años ofreciendo pescados a los tesorilleros.


Comenzó la profesión  su bisabuelo José Lara Romero, natural de Guaro (Málaga), dejo su localidad natal para en un principio establecerse en el Castillo de Sabinillas, después se afincó  definitivamente en Torreguadiaro.

El transporte se realizaba en burro, la compra en Estepona, o  a   pie de  playa a las barcas que lo habían recién pescado.

El burro era enganchado a un carro, donde transportar el pescado. De ahí el apelativo de Carrero. Los Lara sobre todo los más antiguos son conocidos en la zona como  los carreros.

Continuó su abuelo materno  José Lara Martín, él, fue quien más tiempo ha ejercido la actividad, sobrepasando los cuarentas años. Hombre afable, generoso,  de amplia sonrisa, no dudaba en regalar pescado a sus amistades que eran muchas o a cualquiera que lo necesitara.

Me contaba el abuelo de David,  que siendo muy pequeño, acompañaba a su padre, que para seguir el ritmo de su padre y del burro, se agarraba a la cola del animal.

Antes de continuar con la saga de pescaderos. Quiero relatarles, la manera tan peculiar que vender y comprar el pescado, de aquellos años.

La transacción de los alimentos marinos, se hacía de la siguiente forma: La señora acudía a la plaza, cuando digo plaza no me estoy refiriendo al mercado de abastos, sino a la plaza del pueblo. Allí  adquiría el producto y se marchaba sin pagar.

Una vez acabada la venta José y sus otros colegas de profesión. Iban  casa por casa para cobrar. No si antes entre la adquiriente y el transmitente existiera un regateo, que a veces se tornaba un tanto áspero. Nunca llegó la sangre al rio.
Analicen por un momento. Primero recordar quien compro y qué cantidad llevó. Por supuesto saber donde vivía,  y para finalizar, el regateo como si se tratase  de  un zoco en un país árabe.
Al burro le sustituyeron los medios de locomoción, la bicicleta, la moto y por último esas pequeñas furgonetas ideales para tal menester.
La saga de Los Lara la siguieron los tíos de David, José y Miguel Lara León. Ya ellos decidieron montar una pescadería con todos los medios modernos. José regenta en la actualidad una en Pueblo Nuevo de Guadiaro, Miguel se dedica a otros menesteres.
Así llegamos hasta David, la cuarta generación de Lara, que gracias a ellos, hemos, comemos y seguiremos comiendo buen pescado.
Días pasados charlando coloquialmente, me comentaba no sin cierta emoción. Si mi abuelo José, hubiese podido conocer que me he casado con una tesorillera sin duda alguna le supondría una de sus mejores alegrías. Porque el siempre le tuvo mucho cariño y agradecimiento a Tesorillo y a sus habitantes. A lo que yo añado dejando un grato recuerdo, aquellos que le conocimos.
Paradojas de la vida, ninguno de Los Lara han residido en San Martín del Tesorillo, David lo hace en el Secadero. No obstante  es un apellido estrechamente ligado a nuestro pueblo, en el pasado, en el presente y en el futuro.

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