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Leído en Andalucía Información. Por su interés reproducimos esta noticia.
JUAN LUIS REYES
La Sección algecireña de la Audiencia Provincial de Cádiz juzga, a partir del próximo 30 de enero, a cinco personas relacionadas con la muerte, el 23 de septiembre de 2013, del vecino residente en San Martín del Tesorillo Manuel Gavira Umbría.
Tres de estas personas, Martin M, Andrei C. y Stefan T, están acusados de asesinato y robo con violencia; una cuarta, Viorica M., lo es en calidad de cómplice de asesinato y robo con violencia; y un quinto, Jonathan V.R., está acusado de encubrimiento.
Para los cuatro primeros se piden 25 años de cárcel, 20 por asesinato o complicidad en el mismo; y otros cinco por robo con fuerza o complicidad en el mismo. En el caso del presunto encubridor, se le piden dos años de prisión. En concepto de responsabilidad civil, se pide para los acusados de asesinato y robo con fuerza o complicidad en los mismos una indemnización a cada uno de los seis hermanos de la víctima de 15.929,32 euros (95.572,92 euros en total).
Confabulados
Según el escrito de acusación del fiscal, al que ha tenido acceso VIVA, “los tres procesados Martin M., Andrei C. y Stefan T., todos ellos de nacionalidad rumana, “ayudados por la acusada Viorica C.”, con quien la víctima mantenía una relación amistosa y que “les proporcionó toda la información necesaria sobre Manuel y su entorno, para ejecutar su propósito ilícito de lucrarse con lo ajeno, idearon un plan para extorsionar, robar y finalmente acabar con la vida de Manuel Gavira”.
Manuel, soltero y sin hijos, regentaba un establecimiento y era propietario de varios inmuebles en la calle Tufa, que dedicaba a arrendar, principalmente a extranjeros, sobre todo rumanos.
Martín M. contactó con la víctima y el día 23 quedaron en el domicilio que iba supuestamente a alquilar, y, en base al escrito de acusación, le propinó una paliza para robarle y extorsionarle. No satisfecho con el botín, según el fiscal Martín M. habría exigido a la víctima la entrega, al día siguiente, de más dinero. En ese posterior encuentro, fue cuando, según detalló el fiscal, le golpearon y torturaron hasta matarle.
En base a lo descrito por el fiscal en su escrito de acusación, dos de los acusados, Martín M. y Andrei C., entraron en el domicilio, mientras Stefan se quedaba vigilando el exterior. Una vez allí, los dos procesados, “mucho más jóvenes y fuertes que la víctima”, le golpearon y torturaron supuestamente, llegando a producirle cortes en la cara, supuestamente para sacarle información sobre dónde guardaba el dinero.
Finalmente, el escrito señala que la víctima recibió un puñetazo que le hizo caer hacia atrás y golpearse la cabeza con el suelo, produciéndosele un “traumatismo craneoencefálico” del que derivó “una hemorragia subaracnoidea” que le provocó la muerte.
Los autores del hecho se habrían llevado, a continuación, objetos de valor y una cartera con “una cantidad incierta de dinero, dejándola tirada y abierta encima de la mesa”, así como “un cordón de oro” y un teléfono móvil, que inutilizaron al tirarlo en el cubo de la fregona con la que limpiaron al sangre.
Tras hacerse con las llaves del domicilio y establecimiento de la víctima, se apoderaron supuestamente de dinero y un coche y emprendieron la huida. Uno de ellos, Stefan T., volvió a Rumanía; mientras que los otros dos se habrían dirigido en taxi a Algeciras junto a otras mujeres para buscar una coartada. Después, se marcharon a Vera (Almería) y se alojaron en casa de un familiar de Martín. Después, Andrei C. cogió el autobús para Rumanía, según reza en el escrito.
Martín se escondió después en una finca de Secadero, y allí Jonathan V.R. le habría proporcionado, según el escrito de acusación, comida y agua.
En base al escrito de acusación del fiscal, Viorica M.C. habría utilizado la amistad que le unía con la víctima para situar a sus presuntos asesinos en su círculo de confianza y proporcionarles información valiosa para perpetrar el robo de su dinero y propiedades, así como su posterior asesinato.
Una vez que se había consumado el asesinato, Viorica M. C. se encargó supuestamente de limpiar huellas y vestigios de sangre y otras pruebas para “eliminar rastros inculpatorios para los acusados”.
Además, el fiscal detalla que Viorica M.C. se mantuvo en contacto telefónico con Martín los días posteriores al crimen, proporcionándole ésta todo tipo de información acerca de la situación en que se encontraba la investigación. Con ello, proporcionaba a Martín seguridad y más probabilidades de eludir la acción de la justicia.
De hecho, detalla el fiscal en su escrito que el 27 de septiembre, durante la estancia de Martín en Vera, le preguntó cómo estaban las cosas en el pueblo, según consta en las conversaciones grabadas que se presentarán durante el juicio, informándole ésta de que estaba siendo buscado por las fuerzas del orden.
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