Cuando yo hablo de San Pablo, solo hablo cosas buenas, cuando se tiene la fe, la ilusión, el poder y las ganas tanto en el trabajo como en el amor, si lo consigues todo te va bien, eres un afortunado en la vida y hoy después de 70 años tienes en la mente la virtud de aquellos tiempos que te hicieron tan feliz ¡que agradable acontecimiento!
Aquel pueblo, aquellas gentes, aquella vida, cuando trabajabas y negociabas tan a gusto, no se te olvidan aquellas caras con las que tu convivías, los tuyos con los que luchabas con tan buena fe. Ese era San Pablo de Buceite, mi pueblo querido, ¿A dónde estaís, adonde estoy que no nos vemos, que no nos hablamos, que no nos miramos? ¿Por qué se ha perdido todo, cuando todo fue tan maravilloso?
Yo soy Carrión, el amigo de todos, el que esta tan agradecido a ustedes por que si bien os traté, mejor fui tratado, que alegría sentirse entre amigos, siempre buenas palabras y buen comportamiento, cuanto os he echado de menos desde que salí de ahí, fueron los mejores 20 años de mi vida, no hay comparación, en ningún sitio en que he estado.
Bendito pueblo que me sacó de la miseria y me dio el bienestar que estuve buscando media vida, cuando nos vinimos de allí yo le contaba a mis hijos lo que fue nuestra vida y les decía: cuando vayáis considerad a San Pablo como el mejor de los pueblos, la gente es como familia, lo comprobareis, y así fue. Cuando volvían a casa era un acontecimiento, mis hijas venían contentas diciéndome: todo lo que cuentas y más Papá, la gente nos tiene aprecio solo por ser hijas de Carrión. Lastima que por circunstancias ellas también dejaran de trabajar en el pueblo. Siempre estarán ustedes en mis recuerdos y esa bendita tierra, os sigo queriendo y os doy un abrazo a todos…….
Un sampableño de corazón…..Juan Luís Carrión Gómez
2 comentarios:
Emocionado de leer tus palabras y de haber podido ver y charlar con algunos de tus hijos. La próxima vez nos vemos. Un fuerte abrazo de un sampableño.
Juan Luis, cuando todo era duro tu eras tierno, afable, amigo, compañero y maestro. No solo tú nos echa de menos, hay personas como yo, que te añoramos y queremos como no te puedes imaginar. En aquellos tiempos se añoraba el cariño y la amistad que tu sabías dar. Nunca podremos olvidarlo; te darás cuenta cuando, en algún momento nos encontramos aquí o allá..., no puedo evitar estimarte y tú lo sabes..., yo era un niño y tu un treinteañero y endiablado maestro de la vida, que me aportabas, sin miedo, todo tu saber: con 15 años me enseñaste a conducir aquella vieja furgoneta "Sava" y también a manejarme algo por los oscuros recovecos de la vida.
¡Eras valiente amigo...eras tremendamente optimista y lanzado!, y así nos quería hacer a todos tus aprendices: desenvueltos y rudos obreros en el mundo obstaculista en el que nos movíamos, con la amistad y el respeto por delante.
Gracias Juan Luis, gracias amigo.
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