Elegía a Ángeles Benítez fallecida ayer en San Pablo de Buceite.
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ALLÍ DONDE TODO SE VE
Ángeles, busco para ti una elegía
y no la encuentro, amiga mía.
Echo atrás mis años y solo veo:
a una mujer feliz, activa y llena de vida,
siempre a las puertas de la risa
¡Qué buena mujer para tan buen marido!,
pensaba yo, cuando tan feliz os veía a los dos.
Y qué triste, cuando él se fue diciéndote adiós
¡Qué triste te ví sin Paco Carrión!.
Ya eres feliz otra vez, lo sé,
estando de nuevo con él.
¡Allí, en las ventanas del cielo,
desde donde joven, alegre, viva y activa,
puedes asomarte a ver,
a tus queridos hijos y a tu pueblo!
Ve tranquila, allí donde todo se ve,
donde ya no se puede perecer.
Terminaste tu camino con tu sino;
por tus hijos te afianzaste a la vida terrenal,
a sabiendas que cerca estaba la celestial.
Ve tranquila, amiga nuestra, allí donde todo se ve,
donde dicen, que todo es amor:
donde todos iremos a unirnos
con el espíritu de Dios.
Dedicado a Ángeles Benítez “La Carriona”, que hoy, ya está con Dios.
San Pablo, 23 de marzo de 2.014
Cristóbal Moreno “El Pipeta”
3 comentarios:
Ángeles:
hoy, desde la ventana de tu foto
nos estás mirando a todos
alegre y vivaracha
sonriente...,
como una muchacha.
Se te ve contenta
Se te aprecia alegre
¿Qué habrá allá en el cielo,
en ese manto de terciopelo,
que nos cortan la comunicación
igual que a los teléfonos
y solo pasan las voces de estraperlo?.
Da recuerdo a mi madre
que fue tu clienta.
Da recuerdo a mi padre
que fue el Pipeta.
Da recuerdo a mi abuela
que estará en vela.
Da recuerdo a todos tus vecinos
fueran clientes o no
que nos dejaron aquí solitos
luchando contra el destino.
Cuida de nuestros jóvenes y niños
que nos abandonaron hace muchos años.
No te olvides de ninguno;
dale besos a todos
familiares o paisanos.
Y abraza con amor a tu marido
aquél Carrión tan sentido
que por vender vendía
hasta el dobladillo de tu vestido.
Y como Dios es sampableño
de mucho amor a nuestros muertos
con el mayor de los empeños.
Señor
Señor
Señor,
por todos ellos
oremos con fervor.
No he olvidado el olor de aquella
tienda, la abigarrada mezcla de lo que surtía es el aroma de mi infancia
Siempre hay quien al partir
deja impronta, de ja huella
allí, por donde pasó,
en el corazón de todo
al que al finado conoció.
Toda una vida dedicada
a los demás por amor,
a sonreír mismamente
cuando le llora hasta el alma,
a tragar suspiros y lágrimas
para no entristecer a nadie
y dar sólo felicidad.
Hay quien eso lo llevó
a la última expresión
cuando cara al público trabajó,
ya que nadie pudo adivinar
si dentro habría dolor
o una gran o pequeña pena
como en cualquier momento
la puede tener cualquiera.
Hay quien viene a este mundo,
para ser bálsamo que calma
angustias y penas de los suyos
y también la de su prójimo.
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28.04.16
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Antonio. – El niño del Corchado-
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